Pocos títulos, pero cuidados

¿Necesita el mundo otro blog de cine? Pues seguramente no. Pero aquí está de todas formas. Bienvenidos a los que quieran quedarse. Lo principal que se debe saber es que este blog incluirá pocos títulos, pero tratados con espacio y cuidado (hasta donde llegan las luces de quien escribe), y que cada entrada consta de (1) presentación (sin spoilers) de cada título, para quien quiera pensarse si verlo o no, o recordar cuál era, (2) carátula, y (3) comentario/discusión de cierta extensión (con spoilers y sin avisar), para leer después de verlo.

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jueves, 23 de abril de 2009

Gran Torino (2008)

En la última película como actor en la carrera de Clint Eastwood (eso ha dicho él mismo), el cineasta californiano retrata con sencillez y ojo lúcido una parte de América que está delante de los ojos de cualquiera pero que hace falta saber ver. Los veteranos de Corea y Vietnam cada vez significan menos, y ahora las tornas han cambiado tanto que muchas ciudades estadounidenses tienen comunidades enteras hechas de ex enemigos encarnizados (como lleva ocurriendo toda la vida, por otra parte). Todas ellas han acabado abrazando el sueño americano, pero de diferentes maneras: unos el de una vida de hogares familiares merecidos a base de duro trabajo, y otros el del abuso y la violencia. Walt Kowalski, nombre que ya desde su propio nombre suena a personaje de Clint Eastwood, sabe cuál de las dos prefiere. Y su rifle también.


Clint Eastwood tiene la justificada fama de rodar las películas que dirige de forma rápida y simple, como en este caso, en el que el rodaje llevó sólo 32 días. Sin embargo, a menudo las cosas más simples son las que ocultan más complejidades, y esta película es buena muestra de ello.

En apariencia, la trama es muy sencilla: un ex soldado y ex trabajador de una planta de automóviles Ford, gruñón y chapado a la antigua, ayuda a sus vecinos de la etnia laosiana hmong, a quienes al principio mira con aparente odio y desprecio (más sobre lo de "aparente" más tarde) a enfrentarse a la amenaza de un grupo de jóvenes pandilleros de su propia raza, llegando incluso a inmolarse en defensa de los pacíficos para poner a los violentos entre rejas. Poca cosa. Pero por debajo hay una fascinante lectura sobre Estados Unidos (o quizá mejor dicho, sobre "América", palabra que los estadounidenses prefieren para hablar de su país, por ser menos burocrática y más viva), sobre la madurez y la vejez, sobre una generación que ha vivido cambios inexorables y extremos como ninguna otra había experimentado y, ya fuera de la propia historia de la película, sobre el significado que puede llegar a alcanzar la figura mítica de un determinado actor y cineasta, haga el papel que haga. Porque este Walt Kowalski, al ser interpretado por Clint Eastwood, ya no es un simple ex mecánico: es Harry el Sucio, es el sargento de artillería Highway, son varios pistoleros del oeste, sentado en mecedora de pensionista, cerveza Pabst en una mano, potente arma de fuego en la otra y coche de los 70 (americano, grande, fiable, ostentoso, escandaloso y antiecológico tragón de gasolina antaño barata) en el garaje. Eastwood sabe que es inevitable que esta imagen se le venga a a cabeza a la gente, y no sólo no la oculta sino que hasta juega con ella, de forma que este Kowalski también se podría decir que "es" el propio Eastwood: cada vez más envejecido, pero cada vez más admirable y admirado, incluso por gente que lo considera un dinosaurio. La vecina que también sale a sentarse en su porche rezonga: "¿Por qué no se larga este tío si todos los blancos del barrio ya se han ido?" Y sin embargo, luego toda su familia lo inundará de regalos y parabienes cuando demuestre de qué pasta está hecho.

Examinemos esa pasta: una de las críticas que se le han hecho a la película es que el cambio de racista bocazas a paladín de minorías es demasiado pronunciado, rápido e incluso torpe para creérselo. Que puede engañar en visionado rápido, pero que no se sostiene al reflexionar un poco. Y es cierto: por mucho que el final sea amargo, la vida no es tan bonita como para creerse ese cambio y ese sacrificio. Bien, pues creo que el error de esta crítica está en el análisis inicial y final del personaje: desde los resúmenes publicitarios se venía vendiendo a Kowalski como un racista que ve la luz, y lo cierto es que (y recojo aquí lo de "aparente" que se dijo antes) no lo es, y es una pena que se haya aceptado como tal sin observar lo que hace en la película. Como mucho, llega a políticamente incorrecto, o a antigualla que rehúsa cambiar sus costumbres. Véase como ejemplo uno de mis diálogos favoritos de todos los tiempos, que es el que tienen Susan Sarandon y Sean Penn en 'Pena de muerte':
-No me gustan los negros. La esclavitud se acabó hace mucho, y siguen con la cantinela de cuánto sufrieron. Odio a la gente que se hace la víctima. Me gustan los rebeldes, algunos incluso negros. Martin Luther King lideró a su gente hasta Washington y le pegó una buena patada en el culo al hombre blanco. Pero muchos son unos vagos que sólo hacen que chupar dólares de los impuestos.
-¿Respetas a Martin Luther King?
-Peleó, no era un vago.
-¿Y los blancos vagos?
-No me gustan.
-Así que lo que no te gusta en realidad es la gente vaga.
-(breve silencio) ¿Podemos hablar de otra cosa?

La hermana Helen Prejean desmontaba así los prejuicios del asesino Matthew Poncelet, un racista convencido y orgulloso de serlo (o eso pensaba él mismo hasta que se encontró con este razonamiento). Bien, pues Kowalski actúa exactamente igual. Por mucho que rezongue contra los asiáticos, en el fondo su "racismo" no es contra gente de otro color de piel, sino contra los vagos, los violentos, los pandilleros, los duros de pacotilla que piensan que son los más malotes del barrio sin haber estado jamás en una guerra, y que pretenden vivir a base de aterrorizar a los demás, sin trabajar duro un solo día en su vida. ¿Para eso Kowalski y su generación se dejaron la juventud, la salud, la vida, la inocencia y la cordura en Corea? Kowalski ha matado a gente, sí, pero en una guerra, no como Poncelet para violar a una chica, o como los pandilleros para pagarse sin merecerlo camisetas de baloncesto, drogas, pistolas o videoconsolas. Ese es el auténtico enemigo, y para luchar contra ellos los aliados naturales de Walt pasan a ser la gente que merece la pena, entre ellos sus vecinos. Entendiendo esto, y por tanto enfocando correctamente la figura inicial de Kowalski, no cuesta ningún esfuerzo comprender cómo un jubilado con todo el tiempo del mundo, que vive solo y que sabe usar las manos, encuentra la manera de ayudar al barrio y a sí mismo a base de dar a un chaval el tipo de educación que ya no se estila. Ya nadie cambia ruedas, ya nadie arregla sus canalones, ya muchos pasan de su trozo de jardín. Se llama a otros para hacerlo. En tiempos de su juventud, nadie tenía los medios para encargar estas cosas a otros, y las hacía uno. Por eso, las dos profesiones de Kowalski, soldado y mecánico, son muy significativas. Son las que fabricaron la América en la que él creció, y que ahora gruñe al ver desaparecer.'The hands that built America', como cantaban U2 a los irlandeses neoyorquinos en 'Gangs of New York'.

También es una aliada natural la hermana del chico, pero por una razón distinta: porque tiene arrestos. Porque aguanta el vocabulario de Kowalski y no deja que la chulee. Y cuando ella pasa esta peculiar prueba, el propio Walt se lo reconoce, una vez que la lleva en la camioneta. Ese es el tipo de gente, de mundo, de hombría americana (aunque venga de parte de una adolescente laosiana) que él echa de menos. Si alguien piensa que el vocabulario racista que usa Kowalski refleja una visión de los demás, no es así: es una prueba para distinguir a los cobardicas de la gente con agallas: si alguien se mete contigo por ser italiano, o irlandés, o vietnamita, tú se la devuelves con la misma mala leche y habrás demostrado tu valía. Si te acobardas con palabras, ¿qué te pasará cuando se pase a los hechos?

Por eso resulta esencial la escena en la que Kowalski enseña al chaval a hablar así a la gente. Es la demostración más clara de que Kowalski no es racista, sino que viene de un tipo de mundo en el que se educaba con "tough love", con amor duro, brusco, que avisa del peligro que vas a correr en el mundo si no desarrollas una coraza desde bien joven. Véase que el tipo de cosas que dice a sus propios amigos son peores de las que llega a decir a sus vecinos, y especialmente a los malos de verdad, las pandas de orientales y negros que se encuentra abusando de su propia familia o de la gente que pasa por la calle. Si esta escena "educativa" se trata sólo como un simple alivio cómico (y ciertamente es hilarante), me parece que se pierde una gran cantidad de significado importante, y además puede llevar a conclusiones erróneas.

Y la demostración final de que ese racismo es sólo aparente es que Kowalski se aplica a sí mismo más que a nadie su propia convicción: acostumbrado a vivir a base de cerveza y beef jerky, desarrolla una rápida adicción por la excelente cocina asiática. De nuevo, no es una escena que sea un canto con arpas angelicales a la unión de las civilizaciones y el buen rollito internacional, sino una irónica mirada sobre sí mismo, donde el espejo le devuelve la imagen de un viejo polaco (¿adónde va un tío llamado Kowalski poniéndose racista con la peña inmigrante?) que desde que le falta la parienta no sabe comer y no hace más que ponerse ciego a birra.

La familia de Walt, ya que se acaba de mencionar a su esposa, me parece la parte más floja de la película. Si Eastwood realmente es un poco cagaprisas a la hora de rodar,esta parte se habría beneficiado de un poco de reescritura y mesura. Es perfectamente creíble (y pasa todo el tiempo) que el abuelo tenga unos hijos que lo quieran mandar a una "comunidad de retiro" y unos nietos que quieran quedarse con los cachivaches de su casa, pero la forma en que está hecho aquí es un tanto burda. Lo de la nieta diciéndole que cuando, o sea, te mueras, quiero ese coche y ese sofá "retro" pa mí, es demasiada sal gorda. Paradójicamente, funciona en un nivel, que es el del alivio cómico: esa cara del agüelo Walt cuando le hablan del asilo, que se le ven la g y las errrrrrrres salir de un lado de la boca, o la de la chavala en la lectura del testamento, sólo pueden disfrutarse desde ese plano. Para colmo, el hijo le conduce un coche japonés. Vale, lo pillamos: el abuelo es un dinosaurio que está solo ante el peligro. Todos lo abandonan, como a Gary Cooper.

Otro aspecto interesante que comentar es el religioso. ¿Puede llegarse a comparar a Kowalski con un Cristo con dos pistolas? Su sacrificio final, desde luego, invita a ello. Además, estos últimos meses de su vida son para él un auténtico via crucis: 1) se le muere la mujer, 2) sus hijos y nietos, con quienes nunca se ha llevado bien, empeoran su relaciones con él, 3) lo quieren meter en un asilo, 4) se ve rodeado de inmigrantes, 5) hay pandillas violentas en el barrio, 6) no puede fiarse ni del vecino aparentemente inofensivo, que le intenta robar el coche, 7) se descubre tosiendo sangre, 8) el cura viene a darle la murga con la revelación de que su propia mujer le dijo que le echara un ojo y que a ver si se confiesa... Si sigo, igual llego hasta las 14 estaciones justas y todo. Al final sí que llega a parecer que aquello sólo puede solucionarlo alguien especial, y que sólo puede hacerlo con un sacrificio especial, que espolee a otros a actuar. Baste decir que Kowalski llega a sentirse como Alatriste en Rocroi: voy a largarme de aquí por mi propia voluntad antes de que todo se vaya al carajo definitivamente. Yo hice mi parte luchando en esta larga derrota, ahora lidiad vosotros con la vuestra, que no os queda poca.

9 comentarios:

  1. Me encantó la película. Coincido contigo en la habilidad de Clint para utilizar sus propios clichés, los que todos tenemos en mente sobre él y sus personajes estrella. Coincido también en que más que racismo hay un cabreo monumental por los cambios. Viejo conservador. El mundo se va al carajo. Ya no quedan hombres. Quiénes son todos estos amarillos? Qué hacen en mi barrio? Qué es eso que comen?

    Seguramente la reacción es con todo, podemos imaginarlo. Con la tele (ya no hacen pelis como las de antes), los deportes (ya no hay jugadores de baseball como los de antes), la música, los coches, todo. Esta no es la América que yo conocía! Horror. Hay parte de miedo en todo eso, claro. A lo nuevo, lo extraño, lo desconocido. Ese desprecio es miedo en el fondo. Soy un viejo solo. Se desmorona todo lo reconocible. A qué me agarro ahora? Por eso es cascarrabias. Más cascarrabias que racista.

    Lo de ser políticamente correcto le pilla ya mayor. Un amarillo es un amarillo. Se hacen esa clase de chistes. Se hacían en su época, antes de ser chachis. No te fíes de los negratas del barrio. Son chungos. Coño, y lo son. Quizá no todos los del barrio, y desde luego no todos los negros. Pero estos de al lado sí. Lo sé porque les conozco. Sé a qué se dedican y no es a romperse el lomo currando. Esas miradas son de desprecio total, de "a ti te ponía yo a picar piedra, vago, apaga el loro ese que llevas y ponte bien los pantalones, payaso". No es racismo, es un abuelo, como el mío, como casi todos. "Esas son pintas de paisano?????"

    Queda bien explicado, como dices, en la manera brutal de hablarse con sus amigos de siempre. Se insultan, se mentan la madre y los orígenes. Que quede claro, americanos todos, pero cada uno de su esquina del mundo. No somos mejores que esos por ser blancos. Sólo porque hemos currado toda la vida por este país y tal y cual. También es tierno eso tan "masculino" y tan "antiguo" de demostrarse el afecto a puñetazos. Vidas duras, gente dura. Y claro, la lección. Espabila. Hazte respetar. Porque aquí funciona así, por suerte o por desgracia.

    La familia? Sí, un tanto desmedida. Quizá había poco tiempo para contarnos que cada generación está a años luz de las otras. Es otra reclamación: la forma en que tratamos a los viejos, como si fueran idiotas y hubieran perdido por el camino toda su capacidad de raciocinio. Y además no valen pa na. Son un coñazo, una carga, incluso cuando no lo son. Lo único que mola de ellos es lo que nos pueden dejar. Hay cosas que hasta se han puesto de moda y todo. Las escenas con los nietos dejan claro lo que Clint piensa de la forma actual de educar. Para los de su quinta hay una manera de hacer las cosas, e ir al funeral de la abuela enseñando cacho no es la manera. Y encima los padres no se inmutan. Criajos consentidos. Padres capullos. Juventud lerda. La nieta ni siquiera es capaz de camelarse al abuelo con malas artes. Es tonta del bote. "Déjame el coche cuando te mueras". Fina y sutil. No saben, no entienden, no tienen picardía.

    Los críos asiáticos están mejor educados. Son inteligentes, saben hablar, son más responsables, sin ser ñoños ni zoquetes. Eso le gusta. La sangre no la eliges, y tal. Puedes sentir más apego incluso por los que no son de casa. En eso Clint nunca ha sido muy convencional. Es curioso pero el tema de las malas relaciones con los hijos está muy presente en casi todas sus pelis. O bien tiene malos hijos o bien ha sido un padre espantoso. Te has fijado? Es recurrente en él, debe tener algún trauma, o algo. Casi siempre se pinta de mal marido y mal padre, con hijos que pasan de él o le guardan cierto rencor. Aunque suele acabar haciendo las paces. Pero no siempre.

    El tema de la fe también es llamativo. Suele haber un cura del que pasa o al que tiene frito a preguntas. Es como si el propio Clint deseara creer pero no fuera capaz del todo. Se lo he visto más veces.

    El sacrificio es creíble? No sé. Él es viejo y se muere. Y es un héroe de guerra. Aprende él mismo una última lección y se despide dando otra. Cierra un círculo. Mató amarillos y esas cosas no se superan. Cacarea de racistón, pero no está muy orgulloso de sus medallas. El círculo termina con otros amarillos a salvo, con una oportunidad para ellos. Y los malos entre rejas. Y él muerto, pero no parece que eso le preocupe mucho. Al menos es elegido. Menos creíble sería que el abuelo feliz y encantado de la vida se plegara a algo así. Entre el cáncer, el asilo y una última hazaña... bueno. Es Clint.

    Me encantó la peli, la verdad. Como me suele pasar con todas las suyas. Cuenta historias sencillas de gentes sencillas, pero siempre con mucha grandeza detrás. La grandeza de la gente corriente e imperfecta. Es todo un aliciente entre tanta super producción, tanto efecto especial y tanta cara joven y bella. Que no está mal, pero esto también cabe. Y gusta, porque recauda y se le aplaude. Y se le suele premiar. Supongo que es la demostración de que se puede hacer muy buen cine con recetas distintas. Y que el público sabe apreciarlo.

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  2. Pues sí, el motivo de llevarse mal con los hijos es recurrente en sus papeles de los últimos años, y creo que tiene varias razones: la primera es la necesidad de conflicto a la hora de contar una historia. Si la gente se quiere y se respeta, hay muy poco que contar. Por eso en el cine sólo sale gente que se quiere cuando su amor o sus vidas se ven amenazadas y el conflicto entonces consiste en salvar esa relación de lo que la acosa. Sólo hay que mirar cualquier película, a ver dónde se encuentran familias bien avenidas. No parece haberlas, porque no son dignas de ver su paz rodada para el cine.

    El otro motivo es el que se mencionaba antes de la propia imagen como cineasta de Eastwood. Hay actores o directores a los que se les permiten, consciente o inconscientemente, que repitan unas ciertas características, porque saben venderlas muy bien, y simplemente por tenerlas hacen que el personaje salga creíble. El mismo Kowalski, por ejemplo, interpretado por Robert De Niro, no gruñiría audiblemente, e interpretado por Al Pacino sería mucho más hablador, gesticulante y hasta cruel. Y cada uno de ellos lo vendería al público, y lo vendería bien, tanto al personaje, como a sí mismo como actor famoso y de estilo propio y reconocible.

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  3. Como siempre que leo tus críticas-análisis, me quito el sombrero.

    Me gustaría añadir algunas cosas, por ejemplo, el cura creo que tiene un papel importante en la trama, sobretodo en cuanto a cambios se refiere, es evidente que su papel era intentar "cuidar" al menos espiritualmente a Walt, pero él también sale beneficiado y aprende una gran lección (sólo hay que ver el sermón inicial y el final... Porque en eso siempre nos sorprende y se supera, pedazo guiones que se marca Eastwood)

    Por otra parte, en cuanto a la familia, no me parece que fuera un trato burdo, sino adrede, es decir, ellos pasan de él y él lo refleja así en la cinta, pasando un poco de pulir los personajes y dándole el punto agridulce al film (en el lado personal-familiar de Walt).

    Destacar, además, que antes de la mencionada escena de la camioneta, se ve claramente el no-racismo de Walt: el chico que acompaña a la laosiana hmong es blanco y "típico americano rubito con gorra" y lo hecha a patada y a los negros que están armándola los espanta con una pistola imaginaria. Eso son huevos y lo demás tonterias. Porque no, no está loco, está más cuerdo que ninguno y sabe perfectamente que el futuro del país no es demostrar quien es más fuerte, sino trabajar por seguir adelante.

    Lo dicho, un placer leerte Rogorn.

    SALUDOS!
    Sueños de Afrodita

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  4. Gracias, S. Al menos alguien lo lee, jeje.

    Como siempre con los temas marginales de una película o novela, se les puede dar más o menos importancia según cómo se miren. En este caso, se puede considerar que 'Gran Torino' es una película sobre todo social, con cierto toque de religión, o al revés, que la religión es lo que domina al personaje y le hace actuar como lo hace, y esto a pesar del rechazo explícito que hace de ella al principio. Porque una cosas es no seguir ninguna religión organizada y otra no tener ningún tipo de principios que coincidan con los de ninguna. Es prácticamente imposible, sobre todo cuando hablamos de cosas grandes y universales como la justicia o la convivencia pacífica.

    De hecho, podría leerse toda la película como una reflexión sobre cómo conjugar una conducta religiosa (o laico-religiosa), con una vida violenta: la propia biografía de Jesús lo es, con un final trágico marcado por traiciones, reniegos y su asesinato final, a pesar de que paradójicamente lo que suele atraer más de su figura es su mensaje de amor al prójimo. Kowalski parece hacer su viaje al revés: fue un soldado que mató gente en la guerra y luego vivió una vida pacífica... pero sin desprenderse de sus armas. Mientras que en otras películas el héroe era el que mataba al malo (y el propio Clint ha hecho unas cuantas de esas), ahora es el que da su vida en sacrificio. Así de memoria creo que Kowalski sólo pega un tiro en toda la película y ni siquiera le sale bien. No obstante, usa las armas como amenaza más de una vez, incluso cuando no tiene una de verdad.

    Otra cosa que se podría discutir al respecto de la 'conversión' del cura al 'kowalskianismo' es qué valor real tenía el gesto de Walt: anciano, sin esposa, con una familia cada vez más distante, enfermo terminal... Sí, simpre le cabía pasar de todo e incluso aceptar el asilo, pero aparte de dejar una vida que ya se terminaba por sí sola, no parece que haga ningún sacrificio. Hacer algo así cuando dejas esposa, hijos pequeños o responsabilidades profesionales hubiera sido muy diferente.

    En cuanto a la familia, claro que es adrede, pero claro que es burdo también. No digo increíble, porque he oído perlas peores al respecto de ancianos en una familia, pero en un guión todo es responsabilidad de quien lo escribe y lo acepta rodar así. Si a la familia de Walt no se la muestra con ningún elemento positivo, es una decisión consciente. Enlazando con lo anterior, probablemente era para dejar claro que Walt se iba del mundo sin dejar nada que le mereciera la pena, pero esa familia es casi de caricatura. Simplemente, era mejorable, y no hubiera hecho falta tanto tiempo más para hacerlo mejor.

    Gracias de nuevo.

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  5. Te reafirmas en querer buscarle sentido bíblico a la cinta... Yo hasta que no leí tu post anterior ni me lo había planteado. Para mí, más que un viaje bíblico al revés como el que tú propones, lo veo como un viaje hacia dentro (como me ha parecido entender en tu post anterior cuando te referías al diálogo de Cadena Perpetua) en el que, por suerte o por desgracia, decide dejar fuera varios elementos, porque no quiere recordarlos o porque no le interesan y entre ellos está la familia. Sí, muy caricaturizada y no demasiado bien, pero ese es el juego. No te voy a negar que si lo hubiese hecho más disimulado, más 'real' esa parte sería perfecta, pero se trataba de que no lo fuese. A ver... que creo que me estoy liando.

    Quiero decir que, claro que está adrede y que es una caricatura un tanto 'forazada' (pero creíble como tú señalas), pero es así porque no le interesa al personaje. Kowalki los ha dejado atrás hace mucho, no los considera suyos porque ve que son parte del mundo que él detesta y contra el que ha luchado siempre (sólo hay que ver a la nieta repelente).

    Seguramente lo del sacrificio hubiese sido diferente, pero es como el lema de la Guardia Civil "Todo por la patria" que aquí se leería "Todo por mis ideales", pero me da la impresión que nos hubiese dejado el mismo sabor.

    P.D.: Si, tienes razón en lo del tiro, pega uno y mal. Paradojas de la vida.

    Sueños de Afrodita

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  6. Bueno, sólo buscaba responder a lo que decías sobre que "el cura creo que tiene un papel importante en la trama, sobretodo en cuanto a cambios se refiere, es evidente que su papel era intentar "cuidar" al menos espiritualmente a Walt, pero él también sale beneficiado y aprende una gran lección".

    No es que quiera buscarle sentido bíblico, al menos más allá de lo que los propios guionista y director quieran, sino explicar qué pinta ahí, y para qué sirve en la historia. A ver si algún comentario de ellos lo aclara más tarde. Pero es indudable que si aparece la figura del sacerdote es por algo. Si Kowalski nunca iba a misa y la mujer se acaba de morir, el guión se podría haber ahorrado al cura perfectamente. Quizá se necesitaba a alguien 'neutral' que diese un poco de sentido a lo que estaba pasando, y no fuera nadie de la familia ni de entre los asiáticos.

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  7. Ocultos tras las tinieblas también hay muchos otros lectores que se asoman a tu blog de vez en cuando para disfrutar con los pormenorizados análisis fílmicos con que nos obsequias. ;)

    Poco más se puede añadir cuando uno lee una crítica como la tuya. Tan sólo resta ver la película, si aún no ha sido vista.

    Saludos! ;)

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  8. Espero no reventar las pelis a la gente. Recomendar, yo recomiendo todo lo que pongo, pero ojito a los spoilers. Y ojito a lo que yo diga, que tampoco tiene por qué ser la última palabra en el tema.

    Gracias.

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  9. Me ha gustado la "crítica", como siempre. Personal, profunda, analítica, alabando puntos fuertes, amonestando los débiles. Pero me temo que ahora conozco el final... :-(

    Un saludo,

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