Pocos títulos, pero cuidados

¿Necesita el mundo otro blog de cine? Pues seguramente no. Pero aquí está de todas formas. Bienvenidos a los que quieran quedarse. Lo principal que se debe saber es que este blog incluirá pocos títulos, pero tratados con espacio y cuidado (hasta donde llegan las luces de quien escribe), y que cada entrada consta de (1) presentación (sin spoilers) de cada título, para quien quiera pensarse si verlo o no, o recordar cuál era, (2) carátula, y (3) comentario/discusión de cierta extensión (con spoilers y sin avisar), para leer después de verlo.

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viernes, 2 de octubre de 2009

V (1983-85)

'V' fue una miniserie seguida de otra miniserie seguida de una serie propiamente dicha sobre visitantes alienígenas que primero vienen a la Tierra en son de paz, a sentarse a cenar con nosotros, por así decir, y luego a cenarnos a nosotros. Pero no todo está perdido, probos terrícolas, porque, de consonancia con una gran tradición ochentera, sólo hacen falta cuatro americanos, unas metralletas de mano, unos enemigos sin puntería ninguna, un chicle, unos polvos mágicos, unas chupas de cuero y un Commodore 64 para salvar el planeta.


'V' es televisión de los 80 en estado puro, y eso tanto para lo bueno como para lo malo. De lo bueno, en realidad, no sé si habrá mucho, pero la gran mayoría, por no decir todas las reseñas que se pueden encontrar colgadas en internet hoy día tienen en común estar hechas por gente que vio la serie de pequeñito, se la guardó en la mollera con el afecto que todos tenemos por ese tiempo de nuestra vida (si se tiene una niñez medianamente normal, por supuesto) y, dado que la patria de una persona es su infancia, al volver a verla ahora que ha salido en dvd (superelegante, con su V roja sobre fondo negro), por un lado se ríe de lo cutre que en el fondo era, de lo viejos que se han quedado los efectos y de los fallos sin cuento que tiene, pero rehúsa hablar mal de ella. Qué se le va a hacer. No todos tuvieron la suerte de crecer con mitos como Errol Flynn, John Wayne o incluso ahora con el presi Bartlet o Tony Soprano. 'V' va en el archivo de la cinta de cassette junto al 23-F, el Spectrum 48K, el Naranjito, el 12-1 a Malta, las camisetas del Osito Misha del Cola-cao, el Pac-man (vulgo Comecocos), McGyver, JR, Duran Duran, los '99 red balloons' de Nena y Kim Basinger como chica Bond, entre otros engendros / genialidades de lo que algunos llaman la Década Que el Buen Gusto Olvidó.

La serie, o conjunto de series, consta de una primera miniserie de tres horas en dos episodios emitidos en días consecutivos (el 1 y 2 de mayo de 1983), una segunda miniserie llamada 'The final battle' de tres episodios y cuatro horas y media de duración, emitidos justo un año después (el 6, 7 y 8 de mayo de 1984), y finalmente una serie convencional de 19 episodios de 47 minutos que se emitieron entre octubre de 1984 y marzo de 1985, terminando justo cuando Mijaíl Gorbachov era nombrado presidente de la URSS. En España se ha emitido varias veces, a menudo cortando los episodios más largos en rodajas de una hora, para que pareciera todo la misma serie, con lo cual a veces faltaban créditos o salían en mitad de la emisión. En una época en que sólo había una cadena de televisión, la serie fue un pelotazo, y los trajes de los visitantes, que aún hoy tienen su punto disfracesco-nazi-sadomaso-misterioso hicieron furor en los carnavales. Además, las pegatinas de la 'TeleIndiscreta', que era lo que había en vez de spoilers, estaban por las carpetas, semáforos, pizarras y espaldas de las chavalas (para así poder decir tranquilamente "mira, una lagarta") de toda España.

Las dos miniseries son bastante superiores a la teleserie última, que se vio afectada por bastantes cortes de presupuesto y por la obligación de estirar la historia reduciéndola a misiones de quita y pon donde la Resistencia entraba como Pedro por su casa en cualquier nave, cuartel, campo militar o fábrica visitante sin mayor plan que robar un uniforme y correr entre balas (perdón, láseres, o lo que demonios fuera aquello que hacía fshwumm) que nunca te daban, y vuelta a empezar la semana siguiente.

Nada más verla resultaba claro que aquello estaba basado en los Nazis: los visitantes vienen todos de uniforme, con sus brazaletes y botas negras, y con un símbolo que, como leí por ahí, "parece una esvástica que ha estado al sol demasiado rato". Tras conseguir la buena voluntad del pueblo con promesas de progresos inimaginables, se descubren sus verdaderas intenciones, que incluyen el exterminio y sometimiento de sus invadidos enemigos. Además, por si alguien no lo pillaba, una de las familias protagonistas es judía, con un abuelo superviviente de campos de concentración, cuyo nieto acaba metido en un grupo llamado "Amigos de los Visitantes" que son unas Juventudes Hitlerianas en marrón y todo. Ese anciano es quien enseña a los jóvenes protestones a pintar una V roja sobre los pósters de liberté, egalité y fraternité intergalactique. Lo reseñable también es que, a pesar de la Guerra Fría en la que se estaba, no hay en realidad puyas contra el comunismo, como no sea ponerse paranoicos con que los uniformes de los visitantes son rojos.

El creador de la serie, Kenneth Johnson, dijo que la idea original era hacer una serie sobre un movimiento fascista en Estados Unidos, pero que no encontró comprador y entonces decidió reciclar la idea usando alienígenas, que recién aterrizado 'ET' y todo el mundo esperando 'El retorno del Jedi' eran la moda del momento. Lo único que había que hacer era cambiar la persecución a los judíos por una persecución a los científicos, y listo. ¿Por qué los científicos? Porque como los visitantes vienen caracterizados cubriendo su aspecto de lagartos (no se les puede llamar "reptiles" porque no reptan, sino que andan sobre dos patas -o piernas-), creen que quienes primero pueden pillarles son los que tienen conocimientos de biología, medicina y demás. Además, en lo dramático así se replica el motivo de la persecución contra un determinado grupo al que uno pertenece sin poder remediarlo. No es una lucha contra un enemigo que decide pelear contra ti, sino contra quienes tienen el infortunio de tener una etiqueta colgada, decidan ellos resistirse o no. Bertolt Brecht fue una de las influencias reconocidas por Johnson. Así, vemos cómo el hijo del abuelo judío, americano burgués de segunda generación, no quiere ofrecer escondite a su vecino paleontólogo, mientras que el abuelo no duda en ayudarlos. En tres generaciones tenemos al resistente desconfiado, al crédulo avestruz y al joven desencantado que se une a los visitantes simplemente porque no le va bien en el colegio, los padres lo abroncan (sin demasiada severidad tampoco) y quiere impresionar a la vecina que le mola con el uniforme, la pistola y la gorra de plato.

Las miniseries tienen un gran número de personajes, algo bastante difícil de mantener para una historia de sólo unas pocas horas. Aparte de la familia judía, está el cámara de televisión Mike Donovan (Marc Singer), que será quien descubra las verdaderas intenciones y apariencia de los visitantes. Este tiene un hijo de 12 años, que prácticamente vale solo para que lo capturen, lo rescaten y lo usen de chantaje, y una madre que, para mayor conflicto de personajes, se convierte en la principal colaboradora de los visitantes, porque cree que no pueden perder. El segundo marido de ésta tiene una fábrica, que ella le insta a ofrecerla a los visitantes para que fabriquen el compuesto químico que dicen que necesitan para su planeta. En esa fábrica trabaja un obrero negro y xenófobo que se pone en contra de los visitantes no por sus planes, que no se conocen, sino porque son de fuera, y raros, y vienen a quitarles el trabajo. Este obrero tiene dos hijos, uno de los cuales es médico de bien y el otro ladrón de poca monta (de nuevo, extremos en la misma familia), y los tres acabarán juntos en la Resistencia, cada uno con sus motivos y capacidades. Con este médico trabaja Julie Parrish (Faye Grant), una rubia muy mona, estudiante de medicina, que se encargará de curar gente (sean humanos o visitantes), preparar pócimas, venenos y antídotos, hackear ordenadores (es todo ciencia, qué más da) y de vez en cuando pegar cuatro tiros, y ser raptada y torturada y secuestrada.

A todo esto, el paleontólogo tiene una hija, Robin (Blair Tefkin), que va y se enamora de un visitante, porque es guapo y tal, cosa que aprovecha la oficial científico de los visitantes, Diana (Jane Badler, espléndidamente venenosa y desdeñosa, de lo mejor de la serie) para conseguir el primer bebé intergaláctico de la historia (otro recuerdo a las atrocidades nazis). Bueno, dos bebés, porque la gran sorpresa es que serán dos, gemelos, uno con apariencia humana y otro (shock, horror) con pinta de lagarto, pero que muere a las pocas horas. De todas formas, el muñeco debió de molar tanto que lo volvieron a sacar en la teleserie más tarde en un "parto lagarto" de verdad.

Cómo es posible que dos especies de planetas, y hasta de galaxias distintas, puedan tener descendencia podemos dejarlo un poco al margen (junto a cómo es posible hackear los ordenadores visitantes desde la tierra con una máquina de escribir eléctrica -si al menos los visitantes usaran Windows, sería comprensible, pero ni siquiera-), pero uno de los puntos interesantes con que a veces sorprende la serie aparece en esta trama: cuando Robin sabe que está embarazada del visitante, decide abortar, y cuando se ponen a ello tras una reunión trascendental, donde hasta hay un cura, resulta que el aborto es imposible, porque la muerte del feto mataría a la madre. Es una pena que se salieran por lo fácil, pero es comprensible que quisieran mantenerse dentro de los cauces del entretenimiento y no quisieran meterse en política.

Entre algún que otro punto interesante, como en el de unirse por encima de las diferencias contra un enemigo común, hay muchas más veces en las que se ve que es una historia de juguete, como por ejemplo en que la Resistencia siempre se sale con la suya: siempre destruyen el peligro inmediato, siempre son rescatados, y cuando se ven en una disyuntiva, como entregar a alguien a cambio de otra persona, se las arreglan para liberar a los dos sin sufrir consecuencias, con lo cual no hay conflicto ninguno. Donovan aprende a volar en naves visitantes con la gorra (literalmente), y cuando alguno de los resistentes acaba muriendo, más parece un recorte de presupuesto que un momento emotivo. Así, poco a poco vamos entrando en ese tipo de territorio en el que el espectador ha de decidir si se deja llevar y disfruta o se queja de todo y se va, territorio en el que se pueden considerar las cosas como motivos consagrados de un género establecido o como convenciones gastadas, aburridas y que hasta insultan la inteligencia del espectador. Otros ejemplos, aparte de los tiros fallados y los ordenadores superinteligentes son que los aposentos de los jefazos visitantes en la nave nodriza tengan ventanucos que dan a unos conductos de ventilación por los que pueden infiltrarse los resistentes tranquilamente, y que cuando éstos lo hagan siempre los pillen en una conversación crucial. O que los visitantes hablen en inglés incluso cuando están solos (una simple explicación que se podría dar es que en el planeta de origen también hay idiomas diferentes, y por lo tanto a veces lo único que saben en común es el idioma del país terrícola donde están destinados, pero ni se molestan). O que incluso tras revelarse el secreto su aspecto real, sigan gastando recursos en maquillaje de apariencia humana. O que la táctica de asalto de la Resistencia sea entrar a lo loco en una furgoneta, bajarse todos y ponerse a disparar desde DELANTE de ella hacia posiciones elevadas y parapetadas, sin cubrirse si nada. O que los centinelas siempre estén mirando para otro lado. O que a pesar de la suprema incompetencia de los jefes para acabar con los resistentes, nunca los ejecuten primero y luego los juzguen al amanecer.

Pero en fin, al final, uno, quizá para no quedar como un idiota a quien camelaron de crío, se queda con momentos y detalles tontos y para toda la vida. Ese Willy, el lagarto bueno que luego resulta que era Robert Englund, alias Freddy Kruger. Esos vaqueros ajustados con zapatillas de deporte que llevaba Donovan. Esas melenonas de videoclip que se gastaban las lagartas Diana y Lydia, una morena y una rubia. Ese Michael Ironside, otro icono de los 80, que en la segunda miniserie vino a darles caña a los amateurs de la Resistencia. Esas naves sobre los cielos de todo el mundo, que luego copió 'Independence day'. Esas secuencias repetidas varias veces, como la del piloto de nave visitante que se la pega, y que es la misma en cuatro episodios distintos. Esas rayas a modo de galones sobre el pecho, que te decían en seguida cómo de malo era el visitante. Ese Martin quintacolumnista, que cuando vino su hermano gemelo resulta que tenía la misma cara humana y todo. Ese polvo rojo venenoso, que seguro que lo hicieron rojo para poder usar pimentón sin más y dejarse de gaitas. Esas noticias semanales de la Resistencia del resto del mundo, donde una vez salió Córdoba, con un tipo que decía "España por los españoules". Y el momento icónico, esa Diana de mentira comiéndose un bicho entero y que parecía el no va más de los efectos especiales.


En noviembre de 2009 se estrena una nueva versión de la serie. Puede que resulte como 'Galactica' y que sea mucho mejor, más compleja y menos de evasión, dentro de lo que cabe. Pero ya no será 1984. Ni siquiera será el siglo XX. Por no ser, ni el milenio es el mismo.

8 comentarios:

  1. "V" fue a los espectadores de los ochenta lo que "Perdidos" puede ser a los espectadores del nuevo milenio. Qué digo, fue más, mucho más; las calles se quedaban desiertas cuando llegaba la hora de emisión de cada capítulo, cosa que no sucedió con "Perdidos"... Como fenómeno mediático está claro que fue todo un boom, y en cuanto a calidad, me quedo con "V" sin duda, nostalgia aparte. Prefiero su entrañable ingenuidad frente a la vacuidad más ridícula de la serie "Perdidos". Al menos aquélla contaba con personajes carismáticos y una historia de fondo (con la doble lectura que bien apuntas)...

    Y claro que a día de hoy la vemos distinta, pero no porque la serie haya empeorado con el tiempo, sino porque nosotros cambiamos: la vida y la televisión picardearon nuestras mentes. Menos mal que, gracias a Dios (y a mi nostalgia), yo aún disfruto con la ingenuidad de "V"...

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  2. En honor a la verdad he de decir que el serial que siguió a las dos primeras miniseries acabó perdiendo todo el interés para mí, antes y ahora; se notó muy mucho el bajón de calidad. Pero en fin, hasta en las mejores familias pasan estas cosas...

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  3. Parece confirmado que soy la única persona del planeta a quien no le gustaba "V". Recuerdo vagamente que le eché algún vistazo, sobre todo por aquello de que por entonces sí que era verdad eso de "no hay otra cosa". Pero jamás me gustó ni le presté especial antención. Tengo poquísimos recuerdos de la serie en comparación con los muchos que guardo de otras series de la época. Recuerdo la ropa, claro, y que comían ratones, y que a veces se les caía un trozo cara y por debajo eran verdes. No tengo la menor idea de nada más, ni de los nombres (a parte de Dayana, porque lo decíamos así: "Dayana"). Oiga, pero ni papa. Sólo recuerdo que todo el mundo la veía, que los críos jugaban a "V" en el recreo y que se metían conmigo por decir que la serie era una chorrada, juas. La verdad es que nunca me llamaron la atención las naves espaciales y las armas laser y tal. Ni los alienígenas. Yo era más de Dragones y Mazmorras. Pa qué te vi a engañá.

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  4. Los tiempos han pasado ya cuando un programa de televisión era un acontecimiento. Ahora mismo sólo una retransmisión deportiva conseguiría algo parecido (en ausencia de una serie española que enganche tanto como una americana, de lo cual se está bastante lejos). De todas formas, quedándonos dentro del círculo del género de fantasía / ciencia ficción, creo que no puede haber dos series más diferentes que 'V' y 'Perdidos'. La primera es una serie en blanco y negro, con buenos muy buenos y malos muy malos, sin matices apreciables más que un par de personajes que se pasan al otro bando sin ninguna duda (la madre de Donovan, Willy, Martin). En ella sólo se buscan aventuras casi con un riesgo tan controlado y un resultado tan fuera de duda que acaba resultando muy poco emocionante salvo para una mente infantil. Es una historia que busca devolver la normalidad al status quo y la normalidad. Y quizá convertirnos en mejores personas y esas cosas.

    La segunda se basa en quitar toda normalidad al mundo que describe. Ni la propia isla ni las leyes básicas del tiempo y del espacio se aplican a lo que es normal. La narración está cortada en pedazos incluso desde el principio, antes de que se convirtiera en un éxito, e incluso cuando parece que la historia y el público llegan a un lugar donde parece haber unas reglas de juego más o menos reconocibles, el juego cambia de nuevo añadiendo una nueva capa de misterio.

    Las dos tuvieron éxito porque daban lo que prometían, y eso es lo que tienen en común. Una prometía dejar en ridículo a los fascistas alienígenas semana tras semana y la otra no dar ninguna seguridad al espectador.

    El final de una historia es seguramente su parte más importante, en especial cuando se la conoce al completo. Mientras dura el viaje, te puedes quedar prendido y prendado de tal o cual detalle, pero al final del todo hay que responder la pregunta: ¿y todo esto para qué? 'V' fue cancelada cuando esperaban ser renovados, y acaba con el típico 'cliffhanger' que ya se ha quedado para siempre. En cuanto a 'Perdidos', su final está garantizado, y el tema más comentado entre los 'losties' es qué tal les quedará el aterrizaje (nunca mejor dicho), porque tras el viaje que nos están dando, todavía se la pueden pegar. Y viendo los finales de cosas como 'Los Soprano' y la nueva 'Galactica', puede resultar polémico.

    Len, como dijo la sabia, el frikismo no se crea ni se etc etc, jeje. Cada loco con su tema. Y algunos, con todos.

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  5. ¿Acaso "Perdidos" no es un continuo cliffhanger episodio tras episodio? Durante las dos temporadas y pico que seguí la serie nunca vi que se preocuparan por resolver ningún misterio. A eso lo llamo yo tomadura de pelo. Pero en fin, como siempre digo, para gustos los colores... A mí me aburría sobremanera.

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  6. Hola Rogorn,

    El otro día oí en la radio que van a hacer una nueva serie el respecto. Empezarán con muy pocos capítulos. No sé si será un "piloto" para ver cómo funciona la cosa.
    Lo que si me he dado cuenta, es que últimamente no hago más que ver y escuchar "remakes" de canciones, de series, de películas... ¿Será que algunos tienen las ideas agotadas y recurren a las del pasado en falta de nuevas? ¿O tal vez fueron fans de esas "antiguayas" y simplemente intentan "mejorarlas" adaptándolas a los nuevos tiempos?

    En cualquier caso, quién, de nuestra época, no recuerda a Diana comiéndose un ratoncillo.

    Un saludo

    Katha

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  7. Hey, K. No van a hacerla, ya está hecha. El primer episodio, que ya he visto, ya se ha emitido en Estados Unidos (me ha gustado bastante poco, por cierto). Han hecho sólo cuatro capítulos por ahora antes del tradicional 'winter hiatus', o parón invernal de las teleseries estadounidenses. El plan no es probar a ver, sino ir a por serie completa, aunque dicho lo cual, nunca está nadie a salvo de cancelaciones, y en diciembre cada año suelen caer varias que no tienen audiencia suficiente.

    Sobre los remakes, me pregunto por qué eso mismo no se dice, por ejemplo, del teatro, donde no sólo nadie protesta por que se representen obras antiguas una y otra vez, sino que hay compañías estatales que se dedican sólo a Shakespeare, Lope, etc. Tanto en cine como en música hay mucho más material nuevo y original cada año que versionado, que sólo es una mínima parte del total.

    Yo lo achaco a que la música de masas (de los 50 para acá) y el cine son dos formas de arte y entretenimiento muy jóvenes, y es ahora cuando ya se puede hablar de clásicos de ambos mundos que puede merecer la pena ver u oír de nuevo desde un punto de vista diferente, a veces mejor y a veces peor.

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  8. Estoy a favor del comentario de arriba del todo, los ochenta, fue una decada decepcionante, despues de los rompedores sesenta y los romanticos setenta, vino esta decada a dejarnos de nuevo a trinta años atras, producto de una revolucion conservadora, la epoca Reegan y Tacher, donde la gente se hizo mas egoista e insolidaria, incluso la musica al menos en España, al principio de esa decada fue la edad de oro de la musica pop, pero poco duro la alegria, ya a esta epoca le vino una epoca de musica-chorras como los hombres G, Coque Maya y Alex y Cristina, menos mal que Mecano aparecia de vez encuando con la fuerza del destino y nos alegraba el panorama pop, y fruto de esa epoca es esta seria que como esta decada muy prometedora al principio pero que luego se pone muy pesada, lo unico que te alegraba de ver era a las preciosas Diana y Lidya y su formas de conspirar y hablar que te ponian como una moto, en fin, y lo peor de todo, que seguimos igual, yo veo a la juventud de ahora igual que la de aquella epoca, con la unica diferencia que ahora llevan movil y navegan por internet

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