Pocos títulos, pero cuidados

¿Necesita el mundo otro blog de cine? Pues seguramente no. Pero aquí está de todas formas. Bienvenidos a los que quieran quedarse. Lo principal que se debe saber es que este blog incluirá pocos títulos, pero tratados con espacio y cuidado (hasta donde llegan las luces de quien escribe), y que cada entrada consta de (1) presentación (sin spoilers) de cada título, para quien quiera pensarse si verlo o no, o recordar cuál era, (2) carátula, y (3) comentario/discusión de cierta extensión (con spoilers y sin avisar), para leer después de verlo.

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martes, 16 de junio de 2009

Blade runner (1982)

Hay películas que pueden variar mucho en la huella que dejan en el espectador dependiendo de cuándo se vean, y este puede ser uno de los casos más claros. Hoy puede no asombrar tanto, pero en 1982 era algo absolutamente rompedor en cuanto a estética y en cuanto a manera de vender la ciencia ficción. Aunque la saga de 'La guerra de las galaxias', a pesar de su mayor contenido de entretenimiento, ya había abierto la senda de que las máquinas del futuro no serían perfectas, relucientes y asépticas, sino usadas, viejas y parcheadas, el concepto llega aquí a su máxima expresión. Y no tanto por hacerlo todo más cutre, sino (y yo creo que este es y será el gran acierto) por contraponer un mundo de lujo, rascacielos y tecnología flamante, nueva y costosa, con grandes anuncios vistos desde naves que sobrevuelan la ciudad, con otro submundo a nivel de suelo donde la tecnología sólo vale si te ilumina la calle, te calienta la comida y te lleva de A a B, es decir, las necesidades más básicas. Son las favelas vistas desde el ático de la multinacional.

Dos nominaciones a los Oscar: Dirección artística (Lawrence G Paull, David L Snyder, Linda DeScenna) y efectos visuales (Douglas Trumbull, Richard Yuricich, David Dryer)




'Blade runner' es una película fascinante por muchas razones, y entre ellas está el ser un film tan complejo que su propio director, Ridley Scott, ha publicado hasta cinco montajes diferentes en un cuarto de siglo. A esto hay que añadir, sin embargo, que Scott es un auténtico adicto al "director's cut" (así, de memoria, creo que además ha re-montado versiones de 'Alien', 'Gladiator', 'El reino de los cielos' y 'American gangster'), de forma que seguramente este deseo de retocar continuamente sus creaciones viene más del tener una mente controladora e hipercreativa (sobre todo en lo visual) que de la propia dificultad de la película. No tengo vistas las cinco versiones (creo además que una de ellas es poco más que un montaje de trabajo para verlo todo junto, o algo así), de manera que no voy a entrar en las pequeñas diferencias entre todas. Lo útil y necesario en este respecto es centrarse en la primera y en la última. Dicho rápidamente, la original de 1982 tenía voz en off y final feliz, y la de 2007, que el propio Scott certifica en el dvd como "mi versión favorita", elimina ambas cosas. Lo cual de por sí es cosa que subrayar, ya que normalmente los montajes nuevos se hacen para alargar, no para acortar, pero Scott aquí en vez de meter lo que no le dejaron poner, saca lo que le obligaron a meter. Y bueno, "obligaron" tampoco, porque más fascinante todavía es saber que cuando los visionados previos empezaron a mostrar a espectadores confusos con partes de la historia y reacciones de decepción mayoritaria, Scott fue de los primeros que dijo que aquello lo había que arreglar como fuera para que no fracasara en taquilla. Obviamente, el hacer modificaciones en su obra por causa de los espectadores no sería plato de gusto para él, pero si algo se trajo Scott de sus tiempos de realizador publicitario es que con el dinero del productor, las amenazas de quiebra y la reputación de uno no se juega, porque un fiasco que además de ser fiasco sea fiasco costoso puede acabar con la "empleabilidad" futura de un director de manera fulminante. Adiós carrera, y vuelta a anunciar detergentes. A ello se puso -como un solo hombre, que dirían los clásicos-, y resultó. La película no fue un exitazo (y mucho menos estrenada al lado de 'E.T.'), pero en la época del inicio del mercado de cintas de vídeo era de las que casi siempre estaba en exhibición en tal o cual cineclub, o círculo cultural, o grupejo universitario reivindicativo. Una peli de culto, que se llama, en su acepción más apropiada.

Ciertamente, el final feliz es absolutamente deleznado por todos: es un pegote que hasta el más adicto a la sacarina ve que queda falso, con esa salida de la urbe que ha sido centro de la historia y ese meterse con el coche en un bosque solitario de esos que salen en los anuncios de automóviles (y que por cierto, son tomas sobrantes de 'El resplandor' que Stanley Kubrick le dejó usar a Scott). Lo curioso (palabra que saldrá mucho al hablar de esta película), sin embargo, es que la voz en off sí gusta bastante a mucha gente. Por ejemplo, a gente como Guillermo del Toro. Y muchos de los que dicen que la película está mejor sin ella, lo hacen sabiendo ya lo que explica, por haberla visto antes, lo cual es un poco trampa. Siguiendo con las curiosidades, yo, que soy un gran defensor de la voz en off en el cine, en este caso, mira por dónde, no me da más: creo que sí que clarifica cosas, y que sobre todo evita la distracción de que uno se pase la peli preguntándose de qué demonios va el tipo raro este de Gaff, por ejemplo, pero me parece que hoy en día el público está bastante más acostumbrado que antes a no necesitar que le cuenten todo para entender las cosas. Sin embargo, en unos años 80 que iban a pasar a la historia como la década del entretenimiento facilón para yuppies, las explicaciones se hacían necesarias. Así que insto a quien no haya visto esa versión "explicada" a que la vea, que debe de estar por ahí en dvd en el estuche ese réplica del maletín de investigador de pellejudos que mola tanto.

Inicialmente, el guión de Hampton Fancher, basado en la historia de uno de los grandes de la ciencia ficción, Philip K Dick, iba a ser una película de interiores, con un par de viviendas, una oficina y algún que otro exterior para pegar tiros y perseguirse. Iba a ser una historia "de mirarse a la cara y hablar". En estas llegó Scott y preguntó qué había fuera, en la calle. Y la idea que traía en la cabeza es lo que reflejó finalmente: una Los Ángeles superpoblada al estilo de las macrourbes japonesas o de Hong Kong, donde se cocina, se camina y hasta se duerme en cualquier hueco, y donde el espacio es un bien escaso. No es casualidad que haya multitud de referencias orientales, desde los comederos de puntapié que hay por las calles hasta el gran anuncio con la geisha en pantalla grande, pasando por los múltiples letreros comerciales, el ingeniero de ojos, o el personaje de Gaff, que pese a estar interpretado por un latino (Edward James Olmos), está construido como una mezcla de culturas, que podría ser de todas las razas y de ninguna, y que habla su propio idioma, mezcla de todos. De hecho, Olmos se curró sus propias frases para su personaje, yendo a escuelas de idiomas y usando cosas como el esperanto y el húngaro para componer ese "Cityspeak" que es de todos y de nadie. A mí no me acaba de resultar convincente que Los Ángeles pueda acabar así, para empezar porque no tiene el problema de espacio que hay en Japón: si hace falta sitio, siempre puede crecer hacia dentro del continente, y de hecho así ha ocurrido siempre con esta ciudad: mientras que Nueva York es constreñida y vertical, Los Ángeles es horizontal y esparcida. Y aparte, aunque tiene una numerosa comunidad asiática, la hispanoparlante es aún más grande, y no es fácil que se vaya a diluir. En esta Los Ángeles faltan mexicanos y más español oído por sus calles. Sí que podría ocurrir, sin embargo, que la influencia oriental se deje sentir desde las multinacionales: se lleva prediciendo desde hace años que Asia es el gigante dormido de la economía mundial, y que cuando despierte podría dominar la cultura mundial incluso en sus manifestaciones externas. Quizá sea una profecía aún por cumplirse.

Esa es precisamente una de las ideas centrales de la estética de la película: que el futuro no será de las naciones, sino de las multinacionales, y en concreto que habrá dos o tres gigacorporaciones que lo dominarán todo, en especial si se llega a empezar a explotar mundos exteriores, como pasa en el guion: recordemos que, aunque no vemos nada de esto, los replicantes son inicialmente creados para hacer los trabajos más duros en otros planetas, a los que se va y de los que se viene continuamente. Scott llegó a decir que la teniente Ripley y el resto de la tripulación de la Nostromo, de no haberse tropezado con los aliens de su otra saga, podrían haber acabado tomándose unas birras con Deckard sin ningún problema en el mismo garito de esa Los Ángeles superindustrial. Tyrell es el nombre ficticio de la corporación que se nos muestra, pero la apuesta curiosa es por las marcas reales: los anuncios de Coca-cola o Budweiser en pantallas grandes se hicieron realidad pocos años después, y aún siguen dominando la publicidad mundial. Pena que el efecto intimidador y profético se estropee al ver otras marcas ya desaparecidas como TDK, que está tras la cabeza del Nexus 6 cuando su famoso parlamento final, o sobre todo, Atari. Eso y las hombreras de Rachael (Sean Young) son lo que demuestra cuándo se hizo la película. O quizá quien la vea en pocos años no sabrá qué eran Atari ni TDK, las hombreras vuelvan a estar de moda y el efecto se recupere.

Ridley Scott tiene su sitio asegurado en la historia del cine, sin duda, pero esta película es una muestra de que eso será, posiblemente, más por la forma que por el fondo. Porque aparte del fascinante e intrincado diseño de un futuro próximo y factible (aunque no para 2019, claramente), ¿qué ofrece la película, sobre todo en su guión? La historia que se quiere contar, la de un mundo de tecnología punta accesible a unos pocos y masas hacinadas, se transmite de forma eminentemente visual. Ese plano inicial de enormes torres con llamaradas saliendo de ellas está sacado de la propia infancia de Scott, hecha de pozos mineros en el norte de Inglaterra y de una industria siderúrgica que había convertido a una isla diminuta en términos globales como Gran Bretaña en una gran potencia mundial. Eso tuvo un coste, y las mismas torres y máquinas que un día inspiraron a JRR Tolkien para su visión del mal extremo en la Tierra Media, para Scott son muestra de inevitabilidad: a nadie le gustan, y como mucho pueden impresionar en plan espectáculo dantesco que es capaz de crear el hombre en su vanidad y codicia, pero la gran masa no permitirá que se apaguen, por mucho daño que hagan: nos hemos acostumbrado a la vida fácil que esas humaredas hacen posible, y no se apagarán hasta que no se termine el combustible, hasta que se queme todo lo que pueda arder. La crítica ecológica, dicho sea de paso, estaba mucho más presente en la obra original de Dick que aquí con Scott (como indirectamente en la de Tolkien).

La idea del héroe cansado también se transmite más por la estética que otra cosa: esa gabardina de cuello alzado, ese callejear de noche, ese piso desordenado, ese beber para olvidar, ese cepillarse a la dama del relato en su momento de mayor desencanto y desamparo... Esa lluvia, ese vapor del suelo, esa bruma, ese local de striptease donde se prometen bailarinas gozando con serpientes, o aún más, el mismo hecho de que una línea entera de Nexus esté dedicada a "modelos estándar de placer", todo eso apunta en la dirección del futuro hecho con sangre, sudor, lágrimas... y otros fluidos corporales. Y paradójicamente, esto no dejará de ser así ni aunque se inventen androides, sintéticos o replicantes (o "personas artificiales", como prefiere Bishop en 'Aliens'). ¿Qué es lo que dice Nexus 6 (Rutger Hauer) en su monólogo final? "Como lágrimas en la lluvia". Ése será el precio de tener sentimientos.

Y ahí llegamos, al que es merecidamente uno de los momentos estelares de la historia del cine. Toda una Maruja Torres escribió una vez que el parlamento final de Roy Batty la primera vez que lo vio le había parecido una ñoñez, y la segunda vez, años más tarde, la hizo llorar como una Magdalena. Puede que sea la edad, o puede que sea el haber descubierto una joya más o menos oculta, porque en medio de una visión más bien apocalíptica del futuro, esta escena condensa en pocas palabras hasta tres elementos con los que cualquiera se puede identificar, sea replicante o no: orgullo por las cosas dignas de mención que uno ha hecho en su vida, pena porque dejen de tener significado o no lo tengan más allá de uno mismo, y desgarro e impotencia ante la certeza e inevitabilidad de la muerte. En sus frases concretas: "He visto cosas que no creeríais". "Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia". "Hora de morir". Todo ello se condensa en una cosa: ¿ha merecido la pena haber vivido? ¿Qué quedará de mí? ¿Alguien me recordará? ¿Qué importancia he tenido? ¿Todo lo que he hecho ha sido para nada? Cualquier ser mortal se preguntará eso alguna vez, si tiene ocasión y dos dedos de frente. Los replicantes, obviamente, presentan este sentimiento de manera más dramática, ya que han sido creados con cuatro años de vida máximo, para evitar que su desarrollo mental les lleve en algún momento a rebelarse contra sus hacedores (el hombre, jugando a ser Dios). Además, no sólo van a tener una vida corta, sino que van a perecer en la plenitud de facultades, cuando su hora, según cánones y sentimientos humanos, aún no ha llegado. Los humanos lamentan las muertes, pero aún más las de gente que muere demasiado joven, o "antes de tiempo", y eso les pasa a todos los replicantes sin excepción. También, recordemos, JF Sebastian (William Sanderson), uno de los ingenieros, sufre de progeria, una enfermedad real que hace envejecer a una persona varias veces más rápido de lo normal. El propio Roy, anhelando unos segundos más de existencia, se clava una punta en la mano buscando una última inyección natural de adrenalina, simplemente para tener la oportunidad de asegurarse que uno de sus momentos no se perderá en el tiempo (salvar la vida de Deckard), cuando simplemente podría haberse sentado a agotar sus últimos segundos y permitir al policía caer al vacío. Scott dice que Roy actúa así por reconocer la bravura de guerrero de Deckard a la hora de enfrentarse a un temible adversario como los replicantes. Lo cual queda muy bien, pero la verdad es que estos replicantes son un poco inútiles durante toda la película: las dos tipas le sacuden a Deckard unas yoyas simplemente, pero lo dejan vivo a pesar de que podrían aplastarlo como a un huevo, y éste les recompensa con tres tiros a cada una. El otro replicante masculino comete el clásico error de hablar demasiado, y Rachael también lo mata. Por su parte, Roy se pone a jugar al gato y al ratón con Deckard cuando su vida ya está en el tiempo del descuento.

Pero en fin, todo sea por el final tan bien logrado. Es bien sabido que esta despedida de Roy Batty no estaba en el guión, y que fue Rutger Hauer quien se inventó el texto. No en ese mismo momento del rodaje, que tampoco hay que ser tan melodramático, pero sí que salió de su magín exclusivamente (como también el hecho de tener una paloma en la mano todo el rato, en símbolo un tanto edulcorado de paz en la tierra a los replicantes de buena voluntad y blablablá). Así, seguramente el momento más icónico y conocido de esta película de Ridley Scott no se debe a Ridley Scott, pero se puede decir que se merece que ocurriera, por haber creado un ambiente que metía tanto a sus actores en ese mundo alucinante que podían venirle con semejantes joyas de su cosecha. Ahí se puede decir que Scott, con su trabajo previo, creó su propia buena suerte.

La película tiene mucho más que contar, pero de momento lo dejamos aquí, y recomiendo ver las dos versiones principales y el gran documental que viene con el "final cut", donde cuentan muchas de estas cosas y alguna más. Y para quien haya llegado hasta aquí esperando ver si se habla de si Deckard es un replicante o no, pues la respuesta es: no sé, ¿no? Lo mismo sí. Scott nunca llega a decir "lo es", pero muchas cosas apuntan a que lo sea. Una de ellas es lo del unicornio: en un momento de la película, Deckard sueña despierto, o fantasea, o se imagina, o lo que sea, un unicornio blanco cabalgando por un bosque (recorte, por cierto, de otra peli de Scott, 'Legend'), y en la última escena de la película (versión "favorita"), Gaff, que se dedica a hacer figuritas con papel y cerillas, deja en la puerta de la casa donde dormía Rachael una figura con forma de unicornio. ¿Cómo sabe Gaff lo del unicornio que Deckard tiene en la cabeza? La explicación más plausible es que ese unicornio forma parte de los recuerdos implantados que se les pone de serie a todos los replicantes para hacerles creer que tuvieron una niñez, en vez de haber sido creados ya adultos hace cuatro días (Deckard así se lo dice bastante cruelmente a la propia Rachael), y que por lo tanto, Gaff le está diciendo de forma indirecta que Deckard también es uno, aunque quizá con unos parámetros distintos instalados. Otro elemento importante es un momento en el que a Deckard se le ve un reflejo en los ojos típico de los que se les notan a los replicantes con cierta luz, aunque hay que decir que en esa toma a Deckard se lo ve borroso en segundo plano, mientras que Rachael está en primer plano. Es decir, que estos dos elementos apuntan fuertemente en esa dirección, pero no se resuelve la duda final al cien por cien, de la misma forma que en la versión más reciente la historia se acaba ahí, sin resolver el destino final de Rachael y Deckard. Lo único que sabemos es que Gaff pudo matar a Rachael (y seguramente a Deckard también) y no lo hizo. ¿Por qué? ¿Qué hará Deckard ahora para vivir más? ¿O no necesita vivir más que lo que viva Rachael? Con Tyrell muerto, ¿puede alguien ayudarles? ¿Importa todo eso o es mejor que él también se pierda como lágrimas en la lluvia?

7 comentarios:

  1. Como siempre, espléndido análisis. Disfruté mucho con su lectura. Blade Runner es, desde mi más tierna infancia, una de mis películas favoritas, si no la que más. Me impresionó la primera vez que la vi y me sigue impresionando en cada nuevo visionado. Magnífica.

    Me llamó un poco la atención que no comentaras nada acerca de su banda sonora, para mí, pieza clave en el conjunto final de la obra. Ayuda a conseguir una ambientación como pocas veces se había visto antes en cine. Gran acierto de Vangelis.

    En cuanto a las dos montajes principales he de reconocer que me gustan ambos. Eso sí, el happy-end del montaje con voz en off siempre me pareció un poco metido con calzador, demasiado discordante. Es curioso, pero a pesar de haber visto la peli en numerosas ocasiones nunca reparé en el reflejo ese que comentas en el ojo de Deckard... También pienso que para darle un poco más de solidez a la teoría de un Deckard replicante deberían haberlo mostrado un poco más fuerte de lo que parece ser, aunque ahora que caigo, también aparece sosteniéndose casi únicamente con dos dedos en el borde de una cornisa; ya es suficiente alarde de fuerza, ¿no?... :-) La escena del unicornio también me parece de una importancia vital. Sin ella, la figurita de Gaff parece tener poca relevancia.

    Continuaría un buen rato hablando de este trabajo contigo, pero como el deber me llama -y no soy ningún superhéroe, no te lleves a engaño-, preferiría dejarlo en este punto, no sin antes, por supuesto, felicitarte nuevamente por tan magnífica entrada. Un saludo, Rogorn! Cuídese usted, compañero! ;-).

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  2. Éste es el fotograma de la mirada de Deckard. Nótese que está hecho de forma que el rostro de él aparezca desenfocado, para que al espectador le quede la duda de si es un efecto de cámara o en verdad tiene ojos de replicante, que, también aposta, se le ven en primer plano a Rachael tan claramente. Scott siempre sabe exactamente qué quiere en cada plano, incluso lo que está al fondo o de aparente relleno.

    De todas formas, todo esto de los robots indistinguibles de los seres humanos es un poco una milonga. Si alguna vez ocurre, se construirán con una manera fija y segura de distinguirlos de los seres humanos 'normales', aunque sólo sea por simple seguridad. Pero claro, sin ese supuesto, no habría 'Blade runner' ni 'Galactica', por ejemplo.

    Sí que tenía pensado comentar algo sobre la música, porque aunque digo en la entrada sobre 'Memorias de África' que no suelo prestarle demasiada atención en el cine, resulta que de las pocas bandas sonoras que tengo está la de 'Blade runner'. En cinta de cassette original con dolby stereo, qué pacha, que eso era el futuro de aquélla. Y he de decir que aunque la música de Vangelis (que por cierto, se pronuncia 'Vanguélis', con gue de Miguel, no 'Ványelis') sea muy personal y reconocible, lo mejor de la banda sonora es el 'One more kiss, dear', que suena a peli de gabardinas, blanco y negro y radios del tamaño de una tele. No es una canción antigua respescada (estoy seguro de que en 2019 habrá gente que escuche cosas de Frank Sinatra, seguro), sino escrita por el propio Vangelis ex profeso para la película, con letra de quien la canta, Don Percival, y lo más curioso es que a pesar de su aire retro suena menos antigua que el resto de la película y de la banda sonora, cuyos sintetizadores se han quedado superpasados. De igual manera que la computadora Madre de 'Alien' resulta antediluviana vista hoy (como los cargueros espaciales funcionen así, lo llevan claro), al look de 'Blade runner' se le está quedando una mezcla de futuro y pasado un tanto extraña, y la música de Vangelis ayuda mucho a eso.

    Gracias de nuevo por la visita.

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  3. A eso lo llamo hilar bien fino con un fotograma... Jejeje... No sé, yo habría necesitado la ESPER Machine de Deckard para aventurarme a concluir algo ;-)

    En otro orden de cosas, mucho más claro y patente me parecen lo cables que se le olvidó borrar a Scott en el montaje original de la película. Siempre me llamó la atención que algo tan evidente se les pasara por alto. Me resisto a creerlo.

    En cuanto a la banda sonora creo que tenemos puntos de vista ligeramente distintos; a mí no me suena antigua, pero esto es tan subjetivo... Es más, creo que el sonido de un sintetizador es probablemente el más apropiado para sugerir ambientes futuros. Otra cosa bien distinta es que en la música actual ya no se empleen de esta misma forma...

    Saludos nuevamente! ;-)

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  4. Sí que lo de la música es subjetivo, pero es que lo del sintetizador a mí me suena a 1979-1983. Me suena a futuro de lata que al final nunca se va a cumplir (como lo de conducir naves espaciales por medio de una ciudad como si fueran coches: eso jamás ocurrirá). En los 80 parecía que las máquinas se lo iban a comer todo, hasta la música, y ya se ve hoy, que es el futuro, lo que se oye: bandas de rock con pelos de hobbit, reggaeton chachún-cha-chún y ninfas supermaquilladas y supertaconadas. Ni un sintetizador. De aquélla oí mucho Vangelis, Mike Oldfield y Jean-Michel Jarre, pero hoy suena antiguo, más que atemporal. Como Enya, por ejemplo. Cualquier cosa nueva que hace suena a que lo ha descongelado en el microondas.

    Lo del fotograma de los ojos no lo descubrí yo, por otro lado: es parte del debate que siempre ha habido sobre si Deckard era replicante o no, y Scott mismo lo hizo a propósito.

    Gracias de nuevo.

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  5. Supongo que si nos ponemos a analizar fríamente la cinta descubriríamos más de un anacronismo: como el que en la Tyrell Corporation -empresa puntera de ingeniería- sigan utilizándose ventiladores de techo bien entrado el Siglo XXI, que aún no existan teléfonos móviles y Deckard tenga que desplazarse hasta un local público para realizar una llamada, etc. Aun así, creo que sus aciertos compensan con creces estos "pequeños" sinsentidos, o a lo mejor es que yo soy demasiado benévolo con esta cinta, también pudiera ser.

    En cuanto al tema de los sintetizadores permíteme disentir de tu opinión; se usan constantemente en la música actual, lo que sucede es que su sonido ya no es el de una lata al que se le añadió un eco digital, ahora consiguen emular perfectamente el sonido de cualquier tipo de instrumento, pero seguimos estando rodeados -ahora más que nunca- de sintetizadores, samplers y demás aparatejos electrónicos. Precisamente lo que yo echo en falta en nuestros días son grupos de música capaces de tocar sus propios instrumentos. La gran mayoría parte ahora de un sonido prefabricado vía ordenador.

    Sea como fuere me temo que es inútil seguir dándole más vueltas porque creo que ninguno va a variar su punto de vista, ya que hablamos de percepciones subjetivas. Lo que para mí es uno de los elementos más futuristas en Blade Runner, la música, quedó desfasado para ti. Totalmente lícito, pero yo no lo veo así ;-).

    Anticiparnos al futuro, Rogorn, y no errar demasiado, no es asunto trivial. Pensemos que para la realización de este tipo de películas suele contarse con el asesoramiento de todo tipo de expertos (ingenieros, arquitectos, sociólogos... la crème de la crème...), y aun así, vemos como en la mayoría de los casos que trató el cine, o bien se quedaron cortos, o bien se les fue la pinza pronosticando. Es lo que sucede con las predicciones, a posteriori son todas muy fáciles...

    Disfruté mucho analizando parte de los aspectos de esta película contigo. Si algún día tengo más tiempo, me encantaría seguir conversando sobre este mismo asunto. De momento esto es todo. Un saludo, y te reitero, mis felicitaciones por tus críticas cinematográficas (de lo más currado que he llegado a ver en Internet). Se nota que le pones empeño y pasión.

    Un abrazo, amigo!


    PD: Tomé nota de la pronunciación de Vangelis ;-)

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  6. borraste mi comentario, era constructivo, es para que mejores tu lenguaje a la hora de hacer un artículo, para quienes lo leemos se nos hace necesario que lo hagas con total seriedad.

    Gracias

    PD: Sería bueno que tomes constructivamente las críticas, y en vez de borrarlas, contestes por lo menos, ya que no sólo nos tomamos el tiempo de leer este artículo, sino que también nos molestamos en comentarlo.

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  7. Si me dices en qué parte necesitas que "mejore mi lenguaje", igual lo podemos discutir, pero así aplicado a todo, sin especificar, no sé a qué te refieres. Por otra parte, ponerme sólo "la verdad muy poco serio, frigido" no me dice gran cosa. Pensé que era spam, y por eso lo borré.

    Además, ¿es 'fingido', 'frígido' o qué exactamente, y cualquiera que sea, por qué te lo parece?

    También me resulta curioso por qué es "necesario" que escriba "con total seriedad". Por si acaso, quede claro que todo lo que digo es en serio, aunque ponga cosas como "yoyas", "mola" o "cepillarse a alguien". Usar alguna palabra un poco cheli no significa que se busque sólo cachondeo.

    Y de todas formas, quede claro también que agradezco el tiempo que te has tomado y gracias por explicarlo mejor ahora. ;)

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