Pocos títulos, pero cuidados

¿Necesita el mundo otro blog de cine? Pues seguramente no. Pero aquí está de todas formas. Bienvenidos a los que quieran quedarse. Lo principal que se debe saber es que este blog incluirá pocos títulos, pero tratados con espacio y cuidado (hasta donde llegan las luces de quien escribe), y que cada entrada consta de (1) presentación (sin spoilers) de cada título, para quien quiera pensarse si verlo o no, o recordar cuál era, (2) carátula, y (3) comentario/discusión de cierta extensión (con spoilers y sin avisar), para leer después de verlo.

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jueves, 4 de diciembre de 2008

Friday night lights (2006-)

(Comentario de Juanrahig)

'Friday night lights' es una serie de la NBC que va por la tercera temporada en Estados Unidos. Cuenta la historia de un pueblecito de Texas en el que la vida gira alrededor del equipo de fútbol americano de su instituto. La serie es una radiografía perfecta de la América profunda a partir de unos personajes que en su mayoría buscan en el fútbol una fuga de sus tristes vidas. Protagonizada por Eric Taylor ('Edición anterior') al frente de un reparto plagado de jóvenes promesas, la serie consta de una primera temporada completa, una segunda de sólo 15 episodios y una tercera que se emite actualmente en el canal Direct TV de Estados Unidos. En España, por desgracia, no se emite en ninguna cadena.


Es una de esas series con poco éxito de público, pero muchos premios y toneladas de buenas críticas, de las que casi nadie habla en los blogs, ni tienen comunidades de seguidores. Seguramente esté en uno de los últimos puestos en la lista de pendientes de descargar de esta generación de visionadores de series en versión original compulsivos en la que nos hemos convertido gracias a las redes P2P. No es 'Dexter' ni 'Lost', nadie la aconseja con grandes letras, ni se hacen maratones. Es más, cualquiera que haya leído la sipnosis de la serie habrá pensado que no hay espacio en su vida para una serie sobre chulitos de instituto que practican un deporte que ni siquiera entendemos en España y animadoras que ni siquiera tienen superpoderes.

En un primer vistazo, la serie tiene mucho de telenovela, o de esos telefilmes que ponen a veces a la hora de la siesta. Pero 'Friday night lights' es mucho más. Primero fue una novela ('Friday night lights: A town, a team and a dream', escrita por HG Bissinge), después una peli de poco éxito (aquí estrenada directamente en dvd) y más tarde una serie que ya va por tres temporadas y acumula premios, aunque no audiencia. Por sus hasta la fecha casi cuarenta episodios los vemos jugar, enamorarse, fracasar, enfermar y hasta llegamos a entender las reglas del fútbol americano.

Al igual que en otras series corales de éxito, el autentico protagonista de la serie es el pueblo en el que transcurre, en este caso Dillon, Texas, un apócrifo pedazo de tierra deprimido de “esa porción que se encuentra entre Nueva York y Los Ángeles, a la que algunos conocen como Estados Unidos”. Un pueblo sin trabajo ni futuro en el que todo rueda alrededor de los partidos de los viernes por la noche y esas luces del estadio a las que hace referencia el título. Un pueblo donde si acertaste en el pase definitivo del partido del último viernes te conviertes en un dios, y si te lesionas y no puedes volver a jugar serás un juguete roto que incomoda a quien se cruza contigo en la cafetería. Dillon está plagado de borrachos, fracasados antiguos héroes locales de los que ya nadie se acuerda, pero que lucen con los ojos brillantes cuando recuerdan aquel gran partido y aquella vez que sí fueron "Alguien". Ese es uno de los muchos gestos valientes de la serie: mostrarnos la gran mentira de ese sueño americano. Pocos son los que triunfan por el camino fácil, y la mayoría acaba volviendo al pueblo para emborracharse en la misma taberna y suspirando por que llegue de una vez el viernes por la noche para volver a sentir el embrujo de las luces de su estadio. La serie gustará en primer lugar a quienes disfruten de las películas de deportes, estilo 'Hoosiers'. Es más, llegará un momento en que incluso nos atrevamos a ver la SuperBowl por algo más que si se le sale un pezón a la hermana de Michael Jackson. Hay grandes partidos bajo la lluvia (uno especialmente al final de la primera temporada que es el mejor episodio que he visto en mi vida), finales emocionantes, grandes alegrías y tremendos fracasos.

Pero dejando de lado el deporte, 'Friday night lights' es algo más que una serie de fútbol y animadoras, es un análisis sociológico en toda regla. Los temas tratados con profundidad e inteligencia a lo largo de todos los episodios son incontables: el racismo, la religión, la crisis económica, las drogas, la guerra, la pobreza, la enfermedad… Es una serie sobre adolescentes pero no contada para adolescentes, lo cual es un respiro y una alegría en estos tiempos que corren de series para toda la familia. Gracias a la serie entiendes las injusticias del sistema educativo americano, donde si eres un buen deportista tienes asegurada una beca universitaria mientras que los realmente brillantes tienen que conformarse con las migajas. Vemos un instituto que se cae a pedazos, pero que dota a sus entrenadores de las últimas tecnologías, y sobre todo vemos la terrible presión que sujetan sobre sus espaldas los jugadores (recordemos que son adolescentes) y sobre todo el entrenador.

Y hablando del entrenador, ese es uno de los grandes aciertos de la serie. Un personaje redondo perfectamente interpretado por Kyle Chandler (al que muchos recordarán por 'Edición anterior' y por ser el actor guaperas del 'King Kong' de Peter Jackson). El entrenador Taylor es un personaje lleno de aristas, algo más que el tipo que pone cara de listo y decide quien jugará de quarterback titular. El entrenador es un padre de familia severo, un marido cariñoso, un suegro imposible, pero sobre todo es el responsable de convertir en hombres de verdad con los pies en el suelo a un grupo de muchachos que en otras circunstancias serían niños mimados por todo un pueblo. Es un jugador retirado, antiguo campeón de instituto que ama lo que hace y se le nota.

Hay un episodio especialmente que no olvidas con facilidad. En éste, por razones que no vienen al caso, el entrenador tiene que buscar un campo donde jugar uno de los partidos más importantes de la temporada. Todos en el pueblo presionan para que jueguen en un gran estadio cercano, con gradas y puestos de perritos calientes, pero el entrenador no toma el camino fácil. Ama el fútbol por algo más que por esas luces que hipnotizan al resto del pueblo. Él ama la esencia del deporte y monta el partido en un campo improvisado en una huerta de vacas. El resultado es que los fanáticos del pueblo se echan las manos a la cabeza, pero los chicos disfrutan del mejor partido de sus vidas chapoteando entre el barro y aprenden a amar el deporte despojado de todo el artificio.

Pero no es el único personaje logrado. Hay al menos cinco jugadores que se merecen nuestra atención: el deportista perfecto que se convierte en juguete roto (no cuento más para no estropear el primer episodio), el chico negro y pobre que deposita todas su esperanzas de futuro en hacer un buen partido delante de los ojeadores, el crápula y carismático que ama Texas por encima de todas las cosas y que tiene menos futuro que Luis Aragonés en 'Mira quién baila', el niño mimado futura estrella del deporte... y luego está Matt Saracen, un personaje con el que es imposible no empatizar. Matt está enamorado de la hija del entrenador, cuida de su abuela enferma mientras su padre está en Irak, y siempre tiene ese aspecto de persona al que le viene grande la situación. Y luego está el resto del pueblo: el rico dueño del concesionario que daría un riñón por que el equipo gane el anillo estatal, la chica rebelde que odia el fútbol (Tyra, otro gran personaje), la animadora guapa que descubre que hay vida más allá del equipo de fútbol, el amigo intelectual inmune a las luces del estadio, la mujer del entrenador, orientadora del instituto… La lista sigue y sigue con buenos personajes.

Otro de los grandes fuertes de la serie es la realización. A veces roza el documental, con mucha cámara al hombro, muchos planos más propios del cine de autor y una fotografía que plasma perfectamente el aire cutre y triste de esa Texas convertida en un personaje más de la serie. Llama especialmente la atención la iluminación de los interiores, tan reales y vivos que muchas series españolas deberían tomar buena nota. Y por supuesto, los partidos que suelen ocupar el último acto del episodio, donde la luz, la música y los primeros planos son protagonistas.

En fin, una serie que supone un perfecto respiro entre tanto crimen y tanto superhéroe con poderes de otras series. Una serie para entender un poco más que Estados Unidos no es solo California y Nueva York y sobre todo para cogerle cariño a unos personajes que se terminan haciendo querer, y desearles una vida plena y feliz cuando definitivamente se apaguen para ellos las luces del viernes por la noche.

2 comentarios:

  1. Gracias de nuevo a otro colaborador, que ahora tiene el honor de estrenar el apartado de series de TV. Que sigan viniendo.

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  2. Juanra, lo describes de tal manera que dan ganas de verla.
    Me ha encantado.
    Un bes

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