Pocos títulos, pero cuidados

¿Necesita el mundo otro blog de cine? Pues seguramente no. Pero aquí está de todas formas. Bienvenidos a los que quieran quedarse. Lo principal que se debe saber es que este blog incluirá pocos títulos, pero tratados con espacio y cuidado (hasta donde llegan las luces de quien escribe), y que cada entrada consta de (1) presentación (sin spoilers) de cada título, para quien quiera pensarse si verlo o no, o recordar cuál era, (2) carátula, y (3) comentario/discusión de cierta extensión (con spoilers y sin avisar), para leer después de verlo.

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sábado, 22 de noviembre de 2008

Reservoir dogs (1991)

Tras estallar cual bomba en el festival independiente de Sundance (premio del jurado) y en el de Sitges (mejor dirección y guión), el debut como director de Quentin Tarantino se convirtió una de las películas visual y estilísticamente más influyentes de la década. Tras la imagen ultracool del traje negro y la corbata estrecha, la historia trata de un robo de diamantes sólo en apariencia: las auténticas joyas son el uso del diálogo, del montaje, de una banda sonora hecha al completo de temas de los 70, y de un peculiar juego de mezcla de tensión y alivio (la violencia, por otra parte, es mucha menos de la que tiene fama). Aunque a veces parece una obra de teatro minimalista, con dos o tres actores gritándose en una nave industrial casi vacía, es una película que da más de lo que parece, encontrando huecos para ponerse casi barroca, y exprimiendo al máximo cada céntimo del reducido presupuesto conseguido gracias al interés personal de Harvey Keitel, el único actor del reparto con algo parecido a un nombre famoso en aquel momento.


Cuando una película es tan influyente por su estilo y nada o prácticamente nada por su contenido, ¿cómo de buena es? ¿Es una muestra de vaciedad idolatrarla? ¿O de esnobismo desdeñarla?

El guión contiene bien poca cosa: un mafiosete y su hijo montan un atraco a una joyería, reclutan a unos cuantos tipos que no se conocen entre sí, uno de entre ellos es un poli infiltrado, y cuando se produce al atraco, en vez de poder la pasma aprovechar la ventaja de la sorpresa, aquello acaba con muertos por todas partes (16 exactamente cuando acaba todo el follón). Los atracadores que quedan empiezan a pelearse entre ellos hasta que sólo queda uno (sí, el señor Rosa (Steve Buscemi) escapa vivo: véase la última escena en versión original y con el sonido alto, y se oirá a la poli apresarlo mientras Naranja le dice a Blanco que se le había olvidado comentarle un detallito de poca importancia), y eso es todo. No hay gran reflexión sobre la ambición, la lealtad, la traición, la violencia de la sociedad actual, el culto al materialismo, la pérdida de valores… Ni siquiera se pone totalmente nihilista en plan "esto es el final del ser humano como lo conocemos hasta ahora". Ni tampoco llega al calificativo de "guilty pleasure", ya que es una película demasiado conocida. Es simplemente un film que se disfruta si dejas que te agarre de la solapa, te pegue un susto o dos y luego te deje con la sensación de que ha molao y de que como toques demasiado esa sensación, igual la estropeas.

El propio Tarantino nunca ha hablado de esta película como un prodigio de profundidad ni como La Gran Obra Que Resume El Sentir De Su Tiempo. Como es bien sabido, él trabajaba en un videoclub mientras soñaba con ponerse algún día tras una cámara, en lugar de tras un mostrador, pero aprovechó esos años autoeducándose a fondo, viendo mucho cine de todo tipo, y recomendándolo a los clientes. En la tienda tenía un par de estanterías que podía organizar a su antojo, y cada semana montaba una especie de mini-festival temático diferente. Cuando se dio cuenta de que últimamente no se habían hecho muchas "heist movies" (películas de atracos), simplemente se puso a escribir una. El guión acabó llegando a Harvey Keitel, cuya intervención elevó el presupuesto de 30.000 dólares a millón y medio. The rest is history.

O mejor dicho, "the rest is fucking history". El omnipresente taco se pronuncia 272 veces en hora y media, en unos diálogos imparables que de la mano de Tarantino se salen de su eterno papel como herramienta auxiliar y como manera de hacer progresar la trama, y se convierten en protagonistas casi absolutos. El famoso comienzo de la película tiene lugar con todos los implicados fumando, tomando café y hablando de "la polla de Madonna en el oído izquierdo, el puto Charlie Wong en el derecho", y las propinas de las camareras. Es un trozo de película que no cuenta nada esencial y que tampoco llega a revelar nada especialmente importante sobre ninguno de los personajes. Pero se disfruta por sí mismo. En ese sentido es como la película al completo: no va más allá de lo que ves. ¿Cuántas veces cualquiera de nosotros se lo ha pasado mejor alrededor de una mesa de bar largando sobre todo y sobre nada que leyendo o viendo cualquier obra cumbre del arte universal? Rescatar ese placer es uno de los hallazgos de la película y uno de los sellos que Tarantino continuará imprimiendo en todos sus films posteriores. Por cierto, que Madonna le mandó una copia de su disco ‘Erotica’ a Tarantino diciéndole que ‘Like a virgin’ "no trata de pollas, sino de amor".

Siguiendo con la música, es otra muestra de que Tarantino busca sobre todo divertirse y divertir, aunque sea de esa peculiar forma suya. Siempre ha sido otro de sus sellos contraponer diversos tonos en la misma película o incluso la misma escena, y con la música de nuevo vuelve a colocar algo normalmente auxiliar (la banda sonora) en el primer plano, al hacer que el atraco coincida con un fin de semana donde hay un especial de rock de los 70 en la radio. Una vez más, esto no nos dice nada esencial sobre ninguno de los protagonistas, pero se disfruta por sí mismo. En varias ocasiones la película casi llega a pararse para escuchar tal o cual canción… al menos hasta que una conversación sobre negras vengativas o un tajo en la cara de un policía atado a una silla obligan al espectador a volver a la historia.

Lo cual nos lleva al tema de la violencia. Tarantino no se cansa de repetir que él la usa como una convención estética, nada más, como quien hace un musical o una comedia de golpes y caídas al estilo Buster Keaton. No pretende darle ningún contenido social, político, moral ni de ningún tipo, así que seguramente no merece la pena detenerse demasiado en ese tipo de comentarios. La escena de la tortura del policía al son de ‘Stuck in the middle with you’, una vez que a uno se le pasa el shock inicial, produce más jugo al estudiar la contraposición estilística de la musiquilla alegre y casi veraniega con la violencia repentina, sádica y deliberada del Señor Rubio que cualquier sesuda deliberación sobre qué significa tal violencia en el mundo de entonces, o de hoy. Además, por lo que parece, el actor Michael Madsen, a pesar de poder tener cara de psicópata, en realidad parece bastante bizcochón. Le costó bastante rodar las escenas de tortura (a pesar de que no era él el torturado), y cuando el policía Marvin Nash (Kirk Baltz) le ruega que no lo queme vivo porque tiene un hijo (frase que no estaba en el guión y que se inventó improvisando), Madsen tuvo que parar el rodaje al venírsele a la mente su hijo pequeño. Años después, Madsen se verá a sí mismo rodando cosas como ‘Liberad a Willy’ porque se dio cuenta de que el tipo de pelis que estaba protagonizando hasta entonces iban a impedir que su hijo pudiera verlas hasta años más tarde. Ya veis. El bestia del señor Rubio tiene su corazoncito. Quién lo iba a decir. Y para rematar la jugada, en 2007 apareció un dvd especial por el 15º aniversario cuya caja tiene forma de lata de gasolina. Así se las gasta Tarantino con lo de la violencia.

¿Qué más queda por comentar? Lo del montaje no cronológico, por ejemplo. Siempre ha sido un recurso conocido, como otros muchos que ha sacado en sus películas. De hecho, siempre se le ha acusado de ser poco menos que un ladrón de influencias camufladas bajo la etiqueta de "homenajes" o "citas". Puede que así sea, pero el resultado merece la pena. Tarantino, una vez más, saca algo secundario o poco conocido, y lo pone en primer término. Obviamente, el orden en el que vamos sabiendo las cosas no es casual, empezando por ese comienzo (tras el desayuno en el bar) cuando nos topamos de repente con Naranja desangrándose en el coche que robó junto a Blanco. Es más, en ese momento ni siquiera sabemos que la película trata de un robo. Todo está medido para que el espectador se ponga alerta para intentar enterarse de qué ha pasado por cualquier detalle de una conversación, lo cual le hace estar aún más atento al diálogo, que ya no va de chorradillas de sobremesa sino de aclarar temas de vida o muerte. Literalmente.

2 comentarios:

  1. Muy buena fucked crítica Ro, por cierto buena fucked idea de hacer un blog especifico pare tus críticas, te mando un par de sugerencias técnicas via Foro.

    Ami R D me gustó mucho en su momento pero me da la impresión de que hoy día que ya estamos acostumbrados a las Tarantinadas pierde un poco. por aquello del factor sorpresa.
    En cuanto al reparo una pregunta: que te parece Michael Madsen como actor?

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  2. Gracias, J. Te respondo a las sugerencias en el foro.

    Al Madsen no le tengo controlado todo lo que ha hecho, pero me parece limitadete. Lo cual no tiene por qué ser malo: a veces lo que buscas es precisamente ese tipo de interpretación de ese tipo de actor. Tiene pinta de o camionero currante o secuaz de mafioso o poli bueno-malo. Supongo que será Rubio para los restos.

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