Pocos títulos, pero cuidados

¿Necesita el mundo otro blog de cine? Pues seguramente no. Pero aquí está de todas formas. Bienvenidos a los que quieran quedarse. Lo principal que se debe saber es que este blog incluirá pocos títulos, pero tratados con espacio y cuidado (hasta donde llegan las luces de quien escribe), y que cada entrada consta de (1) presentación (sin spoilers) de cada título, para quien quiera pensarse si verlo o no, o recordar cuál era, (2) carátula, y (3) comentario/discusión de cierta extensión (con spoilers y sin avisar), para leer después de verlo.

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jueves, 28 de enero de 2010

Freaks and geeks (1999-2000)

Si series como 'Los Soprano', 'El ala oeste' o 'The wire' merecen pasar a la historia como lo mejor de la televisión de todos los tiempos, por lo extraordinario de sus personajes, 'Freaks and geeks' es una serie que tiene otra manera completamente distinta de hacerse un hueco en el corazón de la gente. Porque no todo el mundo ha sido mafioso, presidente de Estados Unidos o poli de Baltimore, pero todo el mundo ha pasado por el colegio. Todo el mundo recuerda lo bueno y lo malo de aquellos tiempos, y aunque las experiencias de cada uno puedan llegar a ser extremadamente diferentes, en cuanto se hable de ello durante un rato más o menos largo, se encontrarán puntos de contacto con seguridad.

La serie se emitió entre septiembre de 1999 y septiembre de 2000, pero está ambientada durante el curso 1980-81, en Chippewa, un ficticio suburbio de Detroit. El McKinley High no es glamuroso para nada, es un insti de barrio, y Detroit es un lugar de currantes de fábrica, en particular de la industria del automóvil, a pesar de lo cual sólo vemos dos estudiantes con coche, y uno de ellos, el de Kim Kelly, es un cascajo que se cae de viejo. El otro es el típico buga guapo del tipo guapo y medio rebelde del lugar. O sea, que estamos en territorio proletario, en mundos opuestos de niños pijos rollo 'Sensación de vivir'.


Los personajes se nos presentan por tribus. Los dos que dan el nombre a la serie pueden resultar un poco equívocos en español, ya que con lo de usar la etiqueta 'friki' para todo, al final se ha desvirtuado un tanto. Los que en Espana se entenderían como frikis, citando todo el rato ‘Star Trek’, ‘La guerra de las galaxias’, y números completos de los cómicos del momento (en este caso Steve Martin y los Monty Python), son los aquí llamados ‘geeks’. Son los que ven mucho cine y leen mucho, pero casi todo de fantasía y humor. Incluso se apañan para mencionar a Tolkien, cuando alguien llama 'Bilbo Baggins' al tercer geek, Neal Schweiber (Samm Levine). Esto es históricamente correcto: en los 70, ‘El señor de los anillos’ gozaba de gran predicamento entre los universitarios progres de Estados Unidos, y fue allí donde unos personajes paradójicamente creados por un acartonado catedrático británico se pusieron tan de moda (sin películas de apoyo) que había chapas del estilo de las que se usan en elecciones presidenciales diciendo ‘apoye a su hobbit local’ y pintadas diciendo ‘Frodo vive’. Uno de nuestros geeks, el larguirucho gafotas Bill Haverchuck (Sam Starr) incluso está engachado a la teleserie ‘Dallas’, y otro, Sam Weir (John Francis Daley) resopla de aburrimiento cuando les hacen leer ‘Crimen y castigo’. De forma que la pretendida intelectualidad les llega sólo hasta cierto punto, y la serie acierta al reflejarlo así, en lugar de hacerlos pasar por genios incomprendidos.

Los ‘freaks’, palabra que en origen significa ‘monstruo’, algo fuera de lo normal, y que luego pasó a usarse más como espectáculo de feria o de circo, o denotando defecto médico o físico, son aquí los colgaos de la marihuana y el rock, sin peinar, con camisetas de grupos de música, vaqueros gastados (lo del roto de diseño llegaría después) y en general poco aptos para el estudio. La gente de corbata, raya del pelo impecable y suéter los miraba como si fueran engrandros antinaturales, y de ahí el apodo. Su medio jefe en la serie, Daniel Desario (James Franco), es el del buga, y lo pillamos alargando por última vez su estancia escolar, ya que ha debido repetir curso dos veces, cosa que no le gusta que se mencione. “Como sigas así vas a ser el sénior más viejo del estado”, le llegan a decir. Le acompañan Ken Miller (Seth Rogen), el típico cara de palo que sólo habla para decir cosas hirientes de todo y todos, Nick Andopolis (Jason Segel), cuyo sueno es ser una leyenda de la batería, cosa que su padre, militar, no aprueba, y Kim Kelly (Busy Phillips), la típica rubia guapa cabrona y cabreada procedente de una familia rota y que puede provocar pánico. Habiendo visto a esta actriz antes en dulces papeles cómicos o casi en ‘Urgencias’ y ‘Cougar town’, donde está ahora, me dejó acojonao la tía con su mala leche adolescente.

Junto a estos todavía hay más tribus. Están, tan en segundo plano que se los ve poco, los ‘jocks’, que son los de los deportes. Los populares, los ideales, los futuros líderes de la sociedad, los que a veces parecen acaparar todos los esfuerzos extraescolares del instituto con sus bandas de música, sus animadoras y su casi obligatoriedad de arrastrar a todos los demás en apoyo de sus canastas o touchdowns. Estos son los que abusan de los geeks y miran con recelo a los freaks, sin atraverse a meterse del todo con ellos por si les manchan la cazadora con la inicial.

Los profesores y los padres podrían formar otro grupo por sí mismo, y una de las principales muestras de la gran madurez de esta serie es que los trata como los adultos que son, sin convertirlos en monstruos carceleros y sin tampoco ahorrarles que se les dé caña cuando están fuera de onda. Por supuesto que van a provocar conflictos, por supuesto que luchan contra la idea de perder el control de sus hijos y alumnos, pero todos fueron jóvenes también, y logran tener una relación con la generación siguiente que se parece mucho más a lo que ocurre de verdad entre hijos y padres normales que lo que sale en otras producciones descerebradas. Cada uno es una pequeña joyita, empezando por los Weir, pero yo me quedaría con Jeff Rosso (Dave Allen), el consejero del colegio, con su pinta de druida que acaba de posar el porro para que no se lo vean en la oficina, y su pasado de haber estado en Woodstock. Desde el punto de vista del guión, podría haber sido muy fácilmente el típico alivio cómico enervante y facilón, pero con cada episodio en que sale se le va cogiendo estima, siguiendo quizá la estela de los propios chavales con los que habla, que en principio no tienen nada que ver con él, pero luego lo recuerdan con cariño.

Joya de la corona, por fin, es Lindsay Weir (Linda Cardellini), que podría definirse como en el punto de intersección de todas estas tribus. Guapetona, pero de forma discreta (es la chavala en la que te fijas una vez que la rubia imponente la caga al abrir la boca), estudiante modelo, capitana del equipo de ‘mathletes’ (olimpiadas matemáticas, ese intento un tanto extravagante de darle a los cerebritos el reconocimiento y competitividad de que gozan los musculitos), está en un momento de cambio. Acaba de morir su abuela, y le da por pensar que la gente básicamente buena y decente simplemente se muere, se la entierra sin que se la eche mucho de menos, y se acabó. Y que ella quiere algo más, pero no sabe qué. Así que empieza a llevar a clase una antigua chupa militar de su padre, y comienza a acercarse a los freaks. En otras manos, esto sería el desencadenante de tremebundas historias de sexo, drogas y rock and roll, pero en lugar de eso, tenemos el mismo sexo, drogas y rock and roll, pero de una manera más sosegada. Más como pasaría normalmente.

Toda esta gente se nos presenta de una forma extraordinariamente condensada pero clarísima en el primer episodio, y durante los 17 siguientes les van pasando cosas que refinan la personalidad de cada uno, en vez de simplemente llevar una etiqueta inamovible en la cara. Esto no quiere decir que luego haya momentos peliculeros en los que el geek más torpe gana la final de baloncesto y se hace el héroe. Más bien al revés, el extremo desinterés de éstos por los deportes se mantiene inalterado todo el tiempo, y su torpe relación con este tipo de actividades es otra muestra de lo bien manejada que está la serie. Por cierto, que el profe de gimnasia es nada menos que Thomas F Wilson, el tormentador de Marty McFly en la trilogía ‘Regreso al futuro’. Queda perfecto que Biff Tannen de mayor acabe de profe de gimnasia tirando a gordete y riéndose de los alumnos menos hábiles.

Durante ese curso del 80-81 veremos las típicas historias de abusones, de cómo invitar chicas al baile, de si seguir tu sueño no académico o renunciar a él en favor del camino seguro, de beber y fumar, de llegar a casa a la hora o no, de estudiar para los exámenes, de aprender el pasado de tu familia y su presente menos agradable, de meterse en bares sin carné, de lograr que te dejen ir a conciertos, etc. No hay grandes estridencias ni sucesos de salir en los periódicos. Sólo la gran aventura de la vida de cada uno, de sus limitaciones y de cómo romperlas mientras se crece. Precisamente porque trata de cosas tan básicas y reales resulta tan fácil que guste esta serie, ya que además proyecta la sensación de tratar al espectador con una madurez que éste devuelve.

Y lo más curioso es que esto ocurre a pesar de que es una serie que externamente se aparta bastante de la percepción actual de la adolescencia. Estamos en 1980, pero parece otro mundo. No hay móviles, no hay ordenadores, no hay videojuegos (cuando llega un primitivo Nintendo a casa de los Weir es todo un acontecimiento), no hay siquiera vídeo (las máquinas domésticas ya existían, pero nadie las tiene en casa aquí, que somos curritos, y hasta el colegio usa proyectores y bobinas de celuloide), y eso ya de por sí lleva a relacionarse de otra manera. Apenas se usa el teléfono de las casas tampoco, porque está, como decíamos en la mía “pa dar recaos”. Ya te vas a ver al día siguiente. Ojo, que en ningún momento se tiene el sentido de sermonear al espectador con cuán auténtica era la gente de antes, que hablaba la una con la otra en vez de tanto usar tecnología. Pero sí es algo de lo que uno se da cuenta: que es ayer por la tarde, y parece otro milenio diferente, oyes. La gente que tuviera 14-17 anos en 1980 habría nacido en 1962-66, y efectivamente, los creadores, Paul Feig (n 1962) y Judd Apatow (n 1967) son hijos de este tiempo, y escriben de sí mismos y de gente que conocieron.

1980, a su vez, es un momento con miga desde el punto de vista musical. La música es uno de los temas importantes de la serie, sobre todo para los freaks, que adoran el rock americano de la época, y que es una era que se está acabando. Para ser una manifestación contracultural tan marcada, la música rock ha producido desde siempre una corriente de críticos y especialistas tremendamente seria, agresiva, exigente y hasta insultante con lo que no considera lo suficientemente inspirado, depravado o contestatario o todo a la vez. Y los 80 que ahora empiezan han quedado para ellos como una década para olvidar y execrar, cuando los mitos de los 70 se separaron, se murieron o se vendieron a las discográficas o a las exigencias de tener una familia y hacerse mayor. En los 80 ya no habrá The Doors, sino Duran Duran, o Boy George, y el rock duro se irá haciendo más user-friendly y más videoclipero con Bon Jovi o Def Leppard, por ejemplo. Los pelos seguirán largos, pero en vez de estar sin peinar y sudorosos estarán tan cardados y lacados que harán un agujero en la capa de ozono. The Who, una de las bandas más mencionadas, dejarán de tocar en 1982, año que según un crítico “no produjo una sola obra maestra en el rock internacional”. Así pues, el episodio en el que se prepara un viaje para ir a verlos en directo adquiere un significado especial. Hoy la gente se emocionaría por ir a ver a Bisbal, y quien no puede ir a ver a U2 ahora, ya los verá la próxima vez. De aquella no era así. Un día tu dios favorito del rock se habría matado de sobredosis y se acabó la historia. Estamos en la era del hoy absoluto.

Al lado de todo esto, los 70 también fue la era de la música disco, que aún hoy tiene una fama un tanto extraña: uno no sabe si era lo más divertido y cool de la historia o una fiesta de disfraces cutre y sonrojante, sobre todo cuando ves las fotos años después. No hay nada mejor para llenar una pista de baile, pero los rockeros tienden a odiarla por sus ganas de buen rollito, disfrute sin complicarse, y sobre todo la necesidad de cierta coordinación al moverse. Por ello, si hay algo que se echa en falta en la serie es un grupo de negros que la defiendan, ya que todo el mundo aquí es blanco. Al disco y, estando en Detroit, al sonido Motown, aunque para los 80 ya se habían mudado a Los Angeles.

Por supuesto, hay más cosas que separan la vida de Chippewa, Michigan de la de Calahorra, La Rioja. El truco o trato, los bailes de esmóquin de fin de curso, el poder conducir desde los 16, las visitas de los Bush o el conseguir fácilmente módulos nuevos originales de ‘Dragones y mazmorras’. Pero esta serie va más allá de la típica historieta de cole americano, y eso es su grandeza (es una serie de culto de las de verdad, de las que cuesta encontrar y tiene seguidores acérrimos) y causa de que sólo durara una temporada. Y además, por fin los actores tienen la edad de la gente de la que hacen, no tiarrones y tiarronas de veintitantos que no caben ni en las camisetas. No tengo noticia de que esté disponible en castellano, con lo cual la misión es auténticamente para elegidos que no quedarán decepcionados.

11 comentarios:

  1. Aquí (como sabes) disfrutamos como enanos con esa serie.
    No sólo por la identificación (ese fenómeno tan difícil de conseguir, más si encima los personajes te son ajenos por época, por cultura). El santo vivió como la prota, yo como su hermano pequeño.
    Freaks and Geeks es una grandísima serie de cosas pequeñas, entendidas con una profundidad alucinante. Tranquilamente y sin recurrir a ningún artificio (ni siquiera a los que podrían haberse permitido y se les hubieran perdonado) esta peña va y se marca una radiografía de una época de la vida de cualquiera. Curiosamente sin ruido, y curiosamente sin clichés. O sólo con los clichés que hemos sido todos a una edad en la que intentamos encajar en alguna parte.
    Es alucinante, yo no paro de recomendarla.
    Ya sólo por la música merece la pena, tron.
    Qué envidia nos dan los yankis, con su capacidad de comprar derechos y poner temazos.
    Y con sus actores jóvenes, magníficos en cada línea, orgánicos, cojonudos.

    Gracias a tí, corasón.

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  2. tio, te dejé un comentario ayer en esta entrada, no se porque se habrá borrado.
    bueno, era aparte de para agradecerte que hablaras de esta serie y tal para preguntarte si sabes si la han doblado alguna vez al castellano, porque me gustaría que la viera gente que nunca ve series subtituladas.

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  3. Yo, con que tenga subtítulos me llega. Pa mi desgracia tengo el oído completamente deseducado en jergas, frases hechas y demás. Vamos, que en una serie de chavales que hablan como chavales, no pillaría ni la mitad.

    Desde luego tiene buena pinta. Al menos no parece una más de tantas series descerebradas que te cuentan adolescencias extraterrestres.

    Y sí, los dioses te oigan con lo de U2. A ver si me duran, porque lo de verles en directo está resultando ser poco menos que mi santo grial. La firgen. No hay manera!

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  4. Pues supongo que buscando por tvsubtitles.net, subscene, opensubtitles, allsubs, etc, alguno tendrá subtítulos en castellano, que habría que ver con un reproductor que los integre. Si encuentro, os aviso.

    JR, a veces, no sé por qué, cuando mandas el comentario, dice: "Tu solicitid no ha podido procesarse. por favor, inténtalo de nuevo". Asegúrate de que sale publicado antes de irte de la página, y si no, remándalo.

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  5. EXCELENTE artículo.

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  6. Gracias. Anónimos de estos es lo que uno quiere, jeje.

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  7. La serie esta completa en youtube con subtítulos.

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  8. Hola...estupenda web, te felicito.
    No he podido encontrar los episodios subtitulados y me pasa lo mismo que alguien comentó antes: el inglés no me alcanza para entender bien los modismos, si a ésto le agregamos que estoy bastante pasadita en años que hasta en castellano me cuesta entenderlos, ya podrán hacerse un panorama, pero me encanta este tipo de series por eso les pido ayuda.
    Saludos

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  9. Muchas gracias. Como han dicho encima, está en YouTube con subtítulos. Hay que andar buscando los trozos uno a uno, pero al menos están. Aquí está el primero. Copia y pega en la barra de arriba: http://www.youtube.com/watch?v=cSRBh_F3zAw

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  10. Qué buena serie, mi personaje favorita era Bill, ahora el actor,Martin Starr está en la nueva serie de HBO, Silicon Valley y promete mucho su actuación.

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