Pocos títulos, pero cuidados

¿Necesita el mundo otro blog de cine? Pues seguramente no. Pero aquí está de todas formas. Bienvenidos a los que quieran quedarse. Lo principal que se debe saber es que este blog incluirá pocos títulos, pero tratados con espacio y cuidado (hasta donde llegan las luces de quien escribe), y que cada entrada consta de (1) presentación (sin spoilers) de cada título, para quien quiera pensarse si verlo o no, o recordar cuál era, (2) carátula, y (3) comentario/discusión de cierta extensión (con spoilers y sin avisar), para leer después de verlo.

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sábado, 12 de diciembre de 2009

Sons of anarchy (2008)

'Sons of anarchy' es una estupenda serie sobre un club de moteros (de Harleys, especifico) en un pueblecito del norte de California. Creado hace una generación por un grupo de idealistas del anarquismo, a principios del siglo XXI demuestran que los ideales siempre salen perdiendo cuando se dan de bruces con la realidad. Hay motos, chalecos de cuero, chicas con mucho escote y poca ropa, armas, drogas, bandas rivales, borracheras y reuniones de moteros cincuentones que parecen consejos de administración con mucha mala leche, donde en vez de agua mineral corre el Jack Daniels.

"La primera vez que leí a Emma Goldman no fue en un libro. Yo tenía dieciséis años y estaba de autostopista cerca de la frontera con Nevada. La cita estaba pintada en un muro en rojo. Cuando vi esas palabras, fue como si alguien me las hubiera arrancado de dentro de la cabeza: "El anarquismo defiende la liberación de la mente humana del dominio de la religión, la liberación del cuerpo humano del dominio de la propiedad, y de las cadenas y el control del gobierno. Defiende el orden social basado en la agrupación libre de individuos." El concepto era puro, simple y auténtico. Fue una inspiración para mí. Encendió un fuego de rebeldía. Pero al final, aprendí la lección que Goldman, Proudhon y los otros también aprendieron: que la verdadera libertad requiere sacrificio y dolor. La mayoría de los seres humanos sólo creen que quieren libertad. En realidad, desean las ataduras del orden social, las leyes rígidas y el materialismo. La única libertad que el hombre quiere es la libertad de estar cómodo."

Los 'Hijos de la anarquía' son una banda de moteros (o mejor, un "club", como ellos se llaman) que al lado de un par de negocios legales, como talleres mecánicos o bares, complementan sus ingresos con actividades fuera de la ley como el contrabando o el tráfico de armas. Dependiendo del estado del país en que se encuentren, también andan en prostitución, juego y pornografía. Si John Teller, uno de los nueve fundadores de los SoA, viviera hoy, ¿qué pensaría sobre en qué se ha convertido su club?

Su hijo, Jackson 'Jax' Teller (Charlie Hunnam), rubito, guapito y vicepresidente del club que fundó su padre, recién cumplidos los 30, acaba de descubrirlo. Entre un montón de trastos viejos, acaba de encontrar una especie de diario/manifiesto escrito por John donde éste escribió a máquina (estábamos en el siglo XX) lo que él creía que se estaba torciendo. Se titula 'The life and death of Sam Crow: How the Sons of anarchy lost their way'. La cita copiada arriba es lo que Jax lee en el episodio 4, cuando ya se nos ha establecido que el romanticismo de la moto y la libertad llega hasta donde llega, y que cuando hay que comer, tres veces al día a ser posible, la libertad y la moto tienen muy pocas calorías. "Sam Crow", por cierto, es un apodo que se da el club a sí mismo, producto del acrónimo "Sons of Anarchy Motorcycle Club, Redwood Original", o sea, SAMCRO, que se pronuncia como Sam Crow, Sam Cuervo, que suena irresistiblemente motero, con sus ecos de negrura, independencia, muerte, peligro, hado y leyenda.

Lo que más llama la atención es que partiendo de lo que parece ser un acuerdo de lobos solitarios para juntarse y separarse cuando quieran, sin ataduras ni deudas mutuas, el resultado final es una de las sociedades con más reglas, más o menos escritas o (sobre)entendidas que se pueda encontrar. Todos los miembros llevan el mismo chaleco de cuero negro con el logotipo del club, una figura de la muerte que blande una guadaña cuyo mango es un AK-47. Aunque no se ha visto a todos sin ropa, algunos lo llevan tatuado también en la espalda, con lo cual tienen la misma pinta con chaleco que sin él. Parece que una vez que se ejerce la libertad de entrar, queda uno marcado para los restos. Además, cada uno de ellos lleva una serie de parches cosidos sobre el chaleco que distinguen a unos de otros de una forma casi militar: Jax, como hemos dicho, lleva el de "Vice-president". Clay Morrow (Ron Perlman) lleva el de "President". Bobby Munson lleva el de "Secretary". Alex "Tig" Trager (Kim Coates) lleva el de "Sergeant at arms" (sargento de armas). Clay y Piney Winston (William Lucking), los otros dos únicos fundadores que quedan, llevan el de "First 9". Jax y otros llevan el de "Men of mayhem" (hombres del caos), que no se explica mucho, pero que suena ominoso de por sí. Incluso Kip "Half-sack" Epps (llamado "medio-saco" porque le volaron un testículo en Iraq), que es candidato a prueba durante un año para ingresar en el club, lleva un chaleco sin parches ni siquiera logo, con la palabra "Prospect" en la espalda. Al pobre lo tienen de semiesclavo haciendo todo lo que los demás no quieren (como por ejemplo desenterrar mexicanos muertos -no preguntéis-) hasta que pase su añito en el infierno, como si fuera del Atleti.

Aunque hay presidente y vicepresidente y todo lo demás, las decisiones se toman por votación igualitaria, con todos los votos valiendo lo mismo. Dado que uno de los miembros, Otto Delaney (interpretado por Kurt Sutter, el creador de la serie, con inigualable pinta de motero veterano), está en la cárcel, a veces hay empates a 4, y no parece haber voto de calidad, sino que la moción (que así lo llaman y todo) queda rechazada por no lograr mayoría. Las reuniones tienen lugar en el bar del club, en torno a una mesa de sequoia Redwood, con el logo del club elaboradamente tallado en el centro. Los miembros se sientan a su alrededor (a esto lo llaman a veces "ir a la capilla") en escrupuloso orden de una jerarquía que como hemos visto a veces no usan. Igualito que un consejo de administración, sólo que en botas y gafas oscuras, maría en una mano y copazo bourbon en la otra. Al tomar la decisión, el presidente golpea un mazo de juez sobre la mesa.

El grupo protagonista es el Redwood Original, el fundador del club, cuyos parches llevan también, pero tienen sucursales ("charters") en otros lugares del país, incluso uno en Belfast. Y no, no es "Belfast, Texas" o nada así: Belfast, Irlanda del Norte, Europa. Por ley, cuando cualquier grupo necesita ayuda, se llama a los clubes más cercanos y aparece al momento un ejército de Harleys. En la segunda temporada se ve que además hay "Nomads", que son parte del club, pero tan aversos al resto de reglas que vagabundean por aquí y allá, sin club fijo, echando una mano o lo que sea, pero sin derecho obligatorio de llamar a un club en su ayuda. Es el precio de la libertad.

La cosa se complica al respecto del tema de las mujeres. Que se haya visto, ningún miembro del club ha sido nunca una miembra, y el trato que las féminas reciben es un tanto peculiar. Por un lado, cuando hay un compromiso serio entre un miembro y una mujer, ésta es intocable para los demás: es más, es motivo de agravio serio que no se arregla con tribunales de por medio. Por otra parte, el que sea esposa legal o simplemente novia, churri o similar es lo de menos: en cuanto quede designada, pasa a ser "old lady" ("la vieja", "la parienta", aunque con lo de "lady" queda más respetuoso en inglés, quizá "la doña" sería lo apropiado) y por lo tanto monógama forzosa. Sin embargo, antes de eso, las chicas que revolotean por los bares del club son de todos y de nadie. No es ya solo que las que sean prostitutas contratadas en aquellos clubes que tengan tal negocio sean propiedad común: es que las camareras, allegadas, admiradoras, groupies y demás han de saber que así es, y que cualquiera de los (ejem) miembros que se les acerquen han de ser tratados a gusto del (ejem) citado miembro. Son las normas del club. Otro par de cláusulas son que si el miembro está en la cárcel parece ser aceptable mantenerle el rancho caliente a su old lady, y que si algo pasa "on the road", se queda "on the road". Aunque claro, el derecho a cabrearse a cada una no se lo quitan si se entera, pero la que se meta en esto ha de saber dónde se mete. Cuando el motero molón te monta (en la moto) y son todo sonrisas y halagos, la muchacha se puede sentir como una princesa elegida entre ciento, arrastrada a aventuras con su caballero andante, pero claro, la que pretenda ser la única porque ella lo vale, y que el chico malo va a ser malo con todos menos con ella, se ha equivocado de club. Aceptar esto o no, y tolerarlo hasta que te hagan old lady es el precio de admisión.

Metidos en el tema de las mujeres, hay que destacar a Gemma Morrow, antes Gemma Teller. Fue esposa de John, el fundador, es madre de Jax, y ahora es esposa del actual presidente, Clay. Es la hembra alfa, la reina del club, superviviente nata, y en interpretación de Katey Sagal, la esposa real del creador de la serie, es todo un personaje. No está metida en las movidas, no va a las reuniones, se le cuenta lo justo y menos, y se queda en su curro legal en el taller, pero tiene un acceso al poder en la persona de Clay que usa sin recato. Aparte, con sus tejanos prietos y su cicatriz en el escote, producto de un ataque al corazón resultado de la mala vida, tiene una pinta de cincuentona cañera y calavera que le va muy bien al papel. Es la tigresa de la manada y la que defiende la unidad del club sobre todo. Además, en calidad de realeza perpetua, va preparando el camino para que tras tener dos maridos como presidentes, llegue al cargo su hijo Jax, a pesar de que más de la mitad del club son mayores que él. Porque otra regla que va apareciendo es que "if you can't ride, you can't reign": si no puedes montar, no puedes reinar. Piney, el otro fundador, tiene que soportar la ignominia de andar por ahí con la bombona de oxígeno en la moto (o mejor, en el triciclón ese que le hacen llevar), y Clay va sufriendo de artritis, lo cual es muy jodido a la hora de pegar puñetazos. El jefe de la manada no puede ser débil.

No está claro cómo un grupo de moteros contraculturales, varios de los cuales fueron veteranos de Vietnam (John entre ellos) llegaron a dedicarse al tráfico de armas, pero este vacío ideológico se puede llenar con sorprendente facilidad. Anarquía no significa desorden, ni violencia, ni caos, sino, etimológicamente, "ausencia de poder": nada de gobiernos ni de leyes salvo las que cada individuo decida formarse para sí y para el grupo con quien decida estar. Esto significa que a la hora de organizar una sociedad donde unos necesitan lo que fabrican, construyen o plantan otros, creen que no debe haber ningún gobierno que controle el asunto. Si alguien quiere motos, por ejemplo, ya habrá quien las haga y arregle. Si alguien quiere carreteras, alguien las construirá. Si alguien quiere pagar por sexo, juego, alcohol, ya habrá quien lo provea. Hace dos siglos, si alguien quería oro, había multitud de parias de la tierra, famélicas legiones, dispuestos a dejarse la salud, la familia, los ahorros y la vida para arrancarlo de las entrañas de la tierra. Eran tiempos de pioneros, donde no había ley ni patria ni amo, donde nadie cobraba impuestos, porque si hacía falta algo, ya habría quien lo hiciera y vendiera, y donde el espíritu indomable y los arrestos de cada uno era lo que le sacaba a uno adelante, si tenía lo que hay que tener. Que por una parte era valentía, sacrificio y trabajo duro y por otra podía ser crueldad, maldad y falta de escrúpulos.

Heredero de aquel espíritu pionero es este ideario anarquista típicamente norteamericano que empieza por un ideal de a mí no me controla nadie y acaba justificando la venta de armas porque la vida es muy dura. Sam Crow sólo vende de A a B, y no importa si quien vende es el IRA Auténtico o Al-Qaeda y quien compra son bandas urbanas de negros en Los Ángeles que defienden sus drogas. Sam Crow es simplemente el Pony Express que cumple su cometido empeñando su palabra como mercenario cualificado y luego desaparece en el horizonte. Esta desconfianza del gobierno como gente inútil y sin arrestos que sólo sabe pedir dinero a otros es muy común aún en Estados Unidos, sobre todo en lugares pequeños y menos urbanos. Es un país donde hay políticos republicanos que dicen abiertamente que su objetivo principal en Washington es que el gobierno apruebe las menos leyes posibles, dejando al empresario emprendedor encargarse de todo, aunque eso incluya esquilmar Texas o Alaska. En esto los extremos, el motero de la marihuana y el senador republicano, se tocan.

Esto nos lleva a otro de los elementos importantes del club, que es mantener su pueblo alejado del progreso. La historia tiene lugar en el pueblo ficticio de Charming ("El nombre lo dice todo"), población: 15.000 habitantes, muerto arriba, muerto abajo. Mientras que todos los demás centros urbanos de su área van creciendo, Sam Crow está cerrando el paso a cualquier expansión económica, y no simplemente con pancartas y manifas, sino llegando incluso a la extorsión. Uno de los primeros conflictos entre Clay y Jax es sobre el tema de la familia Oswald, a cuyo patriarca Clay hace caer en una trampa para tenerlo temeroso de incriminarlo en un asesinato. Su objetivo es que Oswald no venda unos terrenos a "land developers" que conviertan aquello en lo que Clay llama Disneylandia: el enésimo centro urbano todo igual, todo dominado por franquicias, donde la gente sea un simple rebaño de consumidores de las mismas marcas que en todas partes. Cuando llega el pueblo el agente Josh Kohn (Jay Karnes) procedente de Chicago, lo primero que nota es que no hay Starbucks. Aparte, a pueblo más grande, más policía. Y también más rivales. Ahora mismo no hay sitio en Charming para más que uno de nosotros, forastero, y el resto de bandas de fueras de la ley que pululan por California se quedan por los alrededores, porque con quince mil personas no hay ni para empezar. Mantener el pueblo pequeño es una forma muy efectiva de que no haya siquiera ni rivales contra los que pelear. Además, en una población tan reducida, el grupo de nueve moteros tiene su encanto, y son los reyes del lugar. Cuando Jax pasa con su moto por delante del insti, las mocitas del lugar se lo quedan mirando arrobadas, todos les llevan sus coches para arreglar al taller, todos van a las barbacoas que montan, y en suma, ven de cerca el peligrito de lo prohibido y lo transgresor, pero sin necesariamente caer en él. Sólo estar cerca de ellos ya mola. Pero en un sitio mayor de tamaño, la cosa ya igual no tiene la misma gracia.

El club también hace por merecerse su papel. Por ejemplo, aunque se den al alcohol, el tabaco y la maría, tienen prohibida la venta de drogas en el pueblo, y cuando se produce una violación de una adolescente, la familia no duda en acudir a ellos además de a la poli, esperando que la guadaña de Sam Crow sea la que encuentre antes al autor. En este sentido aquí somos todos Amerigo Bonasera, pidiéndole a Don Corleone que haga justicia por nosotros. Justicia de la de antes. Hay quien ha dicho que en el fondo esta en una serie de mafiosos, con chupa de cuero en vez de trajes, y en este sentido es verdad, así como en el de las normas de un grupo muy cerrado. Pero si nos ponemos a comparar cosas con cosas, una vez oí de un estudio que comparaba a 'Los Soprano' con las novelas de Jane Austen: en el fondo son las dos una comedia de modales, donde cada persona ha de tener una manera de comportarse previamente determinada, sea romper rótulas o sacar a bailar a la señorita Bennet, y donde quien no se porta como se espera de él (o ella) sufrirá las consecuencias, sea una bala en la sesera o no volver a tomar el té juntas. Podemos estar así hasta el infinito y más allá.

En común con las bandas de mafiosos está el tema de la lealtad y del silencio. Parte de lo que hacemos es ilegal, majete, y a quien pille la pasma, se calla, se aguanta y se come los años de trena que le pongan. Más que nada porque una vez dentro de la trena te vas a encontrar con miembros de bandas rivales, y como no tengas aliados, hasta ahí llegaste. Nuevamente, se trata de la supervivencia, la individual y la de la manada que te la garantiza.

El creador de la serie, Kurt Sutter, trabajó antes en otro pedazo de serie, 'The shield'. En ella se siguen las aventuras de un poli corrupto, y a pesar de que esto se sabe desde el capítulo 1, el espectador se pone de parte de él continuamente. El jefe de esa otra serie, Shawn Ryan, dijo que le había sorprendido en este sentido la importancia del punto de vista, es decir, que no importa que el prota sea malo: si es el prota, y se lo presenta como tal, el público enseguida admite que es a ese a quien tiene que seguir e incluso apoyar moralmente, mientras que sus antagonistas pasan a ser los malos, aunque representen a su vez a la ley y el orden. Dice Ryan que siempre le preguntaban en mitad de cada temporada: "¿Cómo se va a librar Vic esta vez? ¿Cómo va a patearle el culo al que le está tocando la moral?" Nunca le preguntaban cuándo va ese capullo de Vic a recibir su merecido.

Obviamente, una manera de hacer parecer algo malo bueno, o al menos menos malo, es que aparezca al lado de algo peor todavía, de igual forma que cuando alguien se pinta la cara de blanco sus dientes parecen amarillos. Vic Mackey era corrupto, pero era el único que podía con las bandas de criminales de Farmington, y además muchos de los otros polis que iban a por él eran igual de corruptos o peores que él mismo. Algo así pasa en 'SoA', y el tono gris de malos/buenos que tiene la serie, aparte de ser una característica muy moderna, está heredado de 'The shield'. ¿Es Sam Crow bueno o malo? La pregunta no tiene respuesta positiva posible. Incluso en su tratamiento de otros delincuentes, como violadores y pandilleros, son ellos mismos unos criminales, pero al final el espectador acaba "rooting for" ellos: deseando en su raíz que ganen, que se libren, que arreglen sus desaguisados, y que al final, quizá, puedan volver a las enseñanzas de John Teller y vivir sus ideales. Mientras, para ayudar a la estima del espectador, tenemos a una banda de nazis (miento, dos bandas de nazis), otra de mexicanos, otra de negros, otra de irlandeses del IRA, y a la propia poli incapaz y corrupta. Así, los Hijos son un tanto insensibles al feminismo, como se ha visto, pero no son racistas: uno de sus miembros, Juice, es hispano (nombre real: Juan Carlos Ortiz (Theo Rossi)), otro es judío, (Bobby, cuyo hobby es imitar a Elvis), y la propia Gemma dice tener antecedentes judíos "de la rama rusa cabreada". Venden armas a todos, o a nadie, y si han de cortar con unos para vender a otros, es por necesidades de mercado, no prejuicios raciales. Obviamente, no se cortan en su vocabulario colorista, pero tampoco se pican con quien se mete con ellos. Por contra, los Nords son nazis de los de cruz gamada tatuada en el gaznate, para que no haya dudas, y cuecen drogas a las puertas del pueblo. Luego llega la Liga de Nacionalistas Americanos, que van de traje y tal, y no son nazis, no, son separatistas. Quieren separarse de todos los que no sean blancos. Los negros son los One-Niners, que aparecían también en 'The shield', y son los que compran rifles de asalto para usar en medio de Los Ángeles u Oakland. Y por último están los Mayans, la banda de mexicanos que vaya por Dios, son también moteros. Me parece lógico que Sam Crow tenga antagonistas mexicanos, dado que estamos en California, pero que sean moteros también es un poco demasiada coincidencia, ¿no? Hasta los chalecos son iguales, y sólo cambian el logo y los parches. Los de los Mayas dicen "Asesinos de Dios", en español en el original. Toma ya (lo que no queda claro es si lo de "asesinos de Dios" significa que matan en nombre de Dios o que han matado ellos a Dios). En medio de todos estos, ¿qué es lo peor que hacen los Hijos? Vender de unos a otros. Y eso si, tomarse venganza física sobre quien les hace algo. Pero así es la calle, bro. Se llaman a sí mismos "outlaws". Atento a las pistas.

Otra cosa curiosa es la influencia shakespeariana. Pues sí, como lo oyen. Las figuras principales tienen un tanto de Hamlet y de Macbeth que está metido ahí a propósito. El padre muerto de Hamlet se le presenta como fantasma, y el de Jax se comunica con él por medio de su manuscrito. Los dos son herederos al trono (Clay incluso llama a Jax así), y a Gemma se la llama la Reina de los Moteros, o la Reina de Charming regularmente. Gemma, con su pinta de poder en la sombra, es más Lady Macbeth, incluyendo el justificar "actos de estado" como hacer desaparecer a tal o cual rival. Aún no sabemos la verdad de cómo murió John, y Ron Perlman ha dicho que está seguro que la historia va a acabar a lo Hamlet. Sólo que en medio de una lluvia de balas de AK. Pues ahí queda eso, para los intelectuales. Que a nadie le sorprenda encontrar algo así en medio de una historia de moteros. Los hay que son una panda burros, pero hay muchos que son muy cultos y leídos, y se supone, por las referencias que hace John, que inicialmente el club era así. De hecho, me gustaría ver un poco del lado político e intelectual del club, o al menos de los más mayores. Estoy seguro de que hace años citaban a Marx, Kerouac, Rousseau o Sartre como quien recita una alineación. Vaya punto que va a ser escuchar a Tig hacer algo parecido.

En fin, se me queda un montón de gente en el teclado, como las churris de Jax, los polis locales, la Federal cachonda, Chibs el escocés, que fue criado de Rusell Crowe en 'Gladiator', y cuyo acento es la caña ("Jauli mádaracraaaist"), y sobre todo Opie y Donna, que viven el lado menos glamuroso del tema, que es cuando se baja uno de la moto y tiene que apartar una montaña de facturas para entrar en casa, esperando que su old lady y sus dos críos, niño y niña, recuerden su cara barbuda. Sólo puedo decir que esta serie hace un uso extremadamente efectivo de las dos cosas que tienen las series a su favor sobre el cine, que son el tiempo de que disponen y la capacidad de usar repartos amplios. Al principio claro que hay topicazos sobre el motero de peli de toda la vida, pero luego se va matizando quién es cada uno y la persona y los motivos que hay debajo, cosa que no hay tiempo de tratar en cine. Aparte, el número de personajes es enorme, desde los 9 moteros del club y el candidato, pasando por familias varias, enemigos, polis, políticos y demás, que ofrecen la posibilidad de refinar cada personalidad en función de lealtades a unos y a otros. ¿Podrá dejar Opie el club? ¿Qué hará Donna si no? ¿Qué debe hacer un miembro cuando otro se salta la disciplina de partido? ¿Se va a chivar alguien de algo alguna vez y acabar con esta vida? ¿Qué va a pasar cuando el jefe de policía a quien tenemos en el bolsillo se retire por edad y por cáncer? ¿A quién acudirá la ex de Jax cuando la persigan?

Suficiente para mantener intrigados a todos. Recomendada sin reservas.

4 comentarios:

  1. Qué casualidad, estamos aprovechando mi antigua gripe personal (y flamante gripe común, porque yo siempre he pensado que compartir es vivir) para verla del tirón.
    Mola. Mucho.
    Vamos por el 2 de la 2. Sabes si hay plan de hacer una tercera?

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  2. Sep. A primeros de este mes la renovaron para una tercera. Porque segun como acaba la 2, no lo pueden dejar ahi. Cabrones.

    Dice la prima que como no son moteros de japonesas, que no se digna. Convencemela tu, anda, que a ti si te hace caso.

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  3. gracias buscaba el escrito del muro... gracias!

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  4. Gran serie! Gran final! Aquí os dejo mi homenaje ;)

    http://seriesanatomy.blogspot.com.es/2014/12/mafiosos-sobre-ruedas.html

    Saludos!

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