Pocos títulos, pero cuidados

¿Necesita el mundo otro blog de cine? Pues seguramente no. Pero aquí está de todas formas. Bienvenidos a los que quieran quedarse. Lo principal que se debe saber es que este blog incluirá pocos títulos, pero tratados con espacio y cuidado (hasta donde llegan las luces de quien escribe), y que cada entrada consta de (1) presentación (sin spoilers) de cada título, para quien quiera pensarse si verlo o no, o recordar cuál era, (2) carátula, y (3) comentario/discusión de cierta extensión (con spoilers y sin avisar), para leer después de verlo.

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viernes, 16 de enero de 2009

Cadena perpetua (1994)

Hace tiempo que esta película dejó de ser sólo la adaptación de Stephen King favorita de aquellos a quienes no les gusta Stephen King, y tras pasar muy modestamente por los cines se convirtió en uno de los films más alquilados en vídeo de la historia, gracias al boca-a-oreja. Ni siquiera siete nominaciones a los Oscar levantaron la taquilla, pero la bola siguió creciendo y ahora mismo aparece en los primeros puestos de multitud de listas sobre las mejores películas de la historia. En la IMDb, donde una lista en constante renovación sale de los votos puros y duros de los usuarios, hoy mismo está la número 1 y nunca se la ve bajar del 5.

La historia ocurre casi al completo en la cárcel de Shawshank, que da nombre al título original, a partir de 1946. En ella, la voz y la gran actuación de Morgan Freeman nos llevan de la mano por las celdas, los patios, los comedores y las mentes de un grupo de reclusos que no poseen ‘nada más que una vida echada a perder y todo el tiempo del mundo para pensar en ello’. ¿Merece la pena tener esperanza o no?

Siete nominaciones a los Oscar (ninguna conseguida): Película (Niki Marvin), Guión adaptado (Frank Darabont), Actor (Morgan Freeman), Fotografía (Roger Deakins), Música (Thomas Newman), Sonido (Robert J Litt y equipo), Montaje (Richard Francis-Bruce)


Las críticas estuvieron divididas cuando se estrenó la película en el festival de Toronto en septiembre de 1994, pero cuanto más tiempo pasa más claro está que si no entra para todos en el calificativo de obra maestra, al menos sí en el de película que uno no debe morirse sin ver.

El principal debate parece ser sobre si es o no un film pasteloso o buenista. Ciertamente, el guionista y director, Frank Darabont, admite su gusto por el cine de Frank Capra, y ha afirmado siempre que es una historia sobre la amistad y la fortaleza mental ante la adversidad. Si estos meros términos ya implican, para ojos y oídos que sólo entienden el cinismo, que estamos ante cielos azules y nubes de algodón, pues entonces la acusación será verdadera y ellos se lo perderán. Porque no es ese tipo de historia. Hace tiempo leí una gran frase sobre ella, diciendo que ‘es una película que se gana su derecho a ponerse sentimental’. Y ahí está la clave: sentimental, no sentimentaloide.

El film está trufado de momentos que uno tendría que tener un corazón de piedra para que no se le metieran dentro, y aún así, a quien no le afecten las escenas del final en Zihuatanejo, la ópera de Mozart o siquiera las cervezas en el tejado, no puede quedar indiferente ante el destino del viejo bibliotecario, por ejemplo, o las sucesivas entrevistas de la condicional de Red (Morgan Freeman) tras 20, 30 y 40 años. Y quien sólo responda al cinismo, las escenas de Andy Dufresne (Tim Robbins) haciendo la declaración al personal entero de la cárcel y de cómo acaban el carcelero y el alcaide recibiendo su merecido bien valen la historia completa. Incluso la manera en que Andy sobrevive a la implacable persecución sodomita de ‘Las Hermanas’ queda plenamente justificada. Andy no se zafa por darle un cabezazo en la ducha al jefe de ellos, como hace Clint Eastwood en Alcatraz, sino porque su habilidad financiera lo hace extremadamente valioso para los que tienen la sartén (y la porra) por el mango.

La historia en sí se sostiene sola muy bien, a pesar de que siempre se pueden poner pegas como que el plan de Andy sale demasiado perfecto o que los registros de celdas son un tanto ineptos (en particular no notar lo del poster, no ya desde siempre, sino en particular tras la fuga), pero queda firmemente apuntalada por la narración de Red. Aquí vuelvo a uno de mis temas mascota, que es el de la voz en off, y este es otro de los ejemplos que demuestran que es un recurso altamente efectivo a la hora de contar una historia, que en el fondo es de lo que se trata en el cine, por mucho que haya quien se ponga estupendo al respecto. Lo curioso es que en este caso, Red a menudo no nos cuenta cosas que no sepamos, que se supone que debería ser uno de los usos canónicos de la voz en off: las escenas en que llegan los nuevos presos, su primera noche, y muchas otras no contienen nada que necesite aclaración vocal. Todo lo que aportan se puede absorber sólo con la actuación convencional. Pero la voz clara y calmada de Morgan Freeman da una autoridad casi moral (o sin casi) al relato (a propósito, otra cosa que se dice es que si es una película demasiado larga. No lo es, son unos 130 minutos sin créditos. Lo que pasa es que Red lleva un ritmo tranquilo. Nunca lento, sino elegante. Al paso que va la rutina de un grupo de presos con décadas de estancia). Al saber el espectador que lleva allí 20 años, que el fracaso en su entrevista de la condicional no le provoca gran sorpresa ni disgusto (‘same shit, different day’) y que es el que organiza el contrabando dentro de la prisión, el espectador sabe que está oyendo una voz a la vez experimentada, escarmentada, inteligente, sabia y no carente de fiabilidad. Al fin y al cabo, hay que cumplir con los pedidos y pagar y cobrar apuestas a rajatabla, porque ¿adónde vas a escapar si no? Cuando más adelante sepamos que lamenta profundamente el error que lo llevó entre rejas durante 40 años, a todo eso podemos añadirle humanidad y merecimiento de una nueva oportunidad. Así pues, ante una figura así, su interpretación y comentario de los hechos tienen valor de ley. Si se le ocurriera decir que hay que soltar a todos los presos, abrirías la verja tú mismo, y si dijera que a la silla eléctrica todos, te pondrías el primero en la cola para darle al resorte. De hecho, aunque esté contando la vida y milagros de Andy Dufresne, seguramente por modestia propia, la película trata sobre él, y la ‘redemption’ del título original es más suya que de Andy. Al fin y al cabo, Andy no cometió ningún delito, y no tiene de qué redimirse.

Otro ejemplo de voz en off, espléndido y casi estremecedor, es el de Brooks Hatlen (James Whitmore), el viejo bibliotecario a quien liberan en su vejez tras 50 años de prisión. Si no me equivoco, estuvo preso de 1905 a 1955, y su descripción, a través de la carta que manda a sus ex compañeros antes de suicidarse, de cómo ha cambiado el mundo en este tiempo y de cómo él no vale para esto, es de lo mejor de la película, si no lo mejor. Aconsejo oírla en versión original si no se ha hecho.

Aparte de gran ejemplo para ilustrar un tema técnico, también es un ejemplo perfecto del tipo de escenas que han dado a ‘Cadena perpetua’ la consideración que hoy tiene. La de Brooks acaba mal, mientras que la de las cervezas en el tejado acaba bien, por ejemplo, y la de la ópera en el altavoz ni bien ni mal. Pero todas comparten una raíz, que es la sensibilidad. De nuevo, no confundir con otra cosa, que es la sensiblería. Y esto queda explicado muy bien en estas dos escenas que se acaban de mencionar. Veamos:

La escena de las cervezas se cita a menudo como uno de los ejemplos de que el tema central del film es la exaltación de la amistad. Francamente, yo creo que las mejores escenas sobre la amistad no tiene que llevar rótulo puesto, para empezar, y para seguir, en este caso mi lectura es que Andy no busca tanto agradar a sus ‘amigos’ en búsqueda del oooh qué bonito cuanto lograr un momento perfecto que le recuerde a sí mismo lo que es una vida humana y normal. Y parte de ese momento perfecto es ver al grupo entero de convictos siendo tratados con una medida de respeto cuando hacen algo bien. Han currado duro bajo el sol, luego unas cervezucas están merecidas, ¿no? Andy fue quien tuvo la idea de hacerle el favor al capitán, así que no tenía por qué haber pedido favores para otros. Es más, él ni bebe siquiera. Andy es descrito por el juez que lo sentencia como alguien frío y calculador, y Red también lo ve como alguien introvertido e individualista (y de paso, su descripción de cómo Andy ‘paseaba’ por la prisión como si estuviera en el parque por voluntad propia es uno de los ejemplos del efecto de la narración de Red sobre el público que decíamos antes). Por lo tanto, Andy, según yo lo veo, ha tenido ese gesto más para sí mismo que para con los demás, y lo demuestra quedándose aparte mientras los demás beben. Su excusa es que no toca el alcohol desde que el whisky lo metió en el lío del asesinato de su mujer, pero esa sonrisilla desde la distancia es la de quien está contento con algo que ha hecho, que ha provocado, él.

Lo mismo ocurre con la biblioteca, por ejemplo. Andy no la hace para tener más que leer él, sino para tener un proyecto, para sentirse más humano, para que aquello deje de parecer ‘simples muros de piedra’, como le dice a Red cuando ambos discuten si merece la pena tener esperanza o no. El hecho de que esos libros ayuden a otros parece ser casi un efecto colateral. Y lo de la ópera es el ejemplo más claro: Andy sabe perfectamente que se va a buscar una bronca de no te menees por darse el caprichito de poner una aria de ‘Las bodas de Fígaro’ por los altavoces comunes, justo además cuando ya tenía a los jefes en el bolsillo. Pues nada, para allá va. Es un momento que se le antoja y lo lleva a cabo caiga quien caiga. Es más, es una pena que no se haya explorado en el guión la posibilidad de que Andy fuera realmente culpable del crimen. O mejor dicho, sí se explora, ya que no se nos muestra nunca qué ocurrió, y no es hasta que aparece el joven Tommy (Gil Bellows) cuando sabemos a ciencia cierta que el asesino de la pareja fue otro, pero hubiera sido muy interesante ver a un Andy capaz de matar por la frustración del engaño amoroso, en gran parte causado por su propia personalidad cerrada, metódica y fría, que luego se redime a través de su labor con la biblioteca y los alumnos de graduado escolar como Tommy. ¿Qué opinión tendría el público de alguien así? Persona mayormente decente, pero doble asesino. Obviamente, la historia como está no funcionaría igual, ya que el asesinato de Tommy es lo que cae como una losa sobre el capitán Hadley (Clancy Brown) y el alcaide (Bob Gunton), pero habría quedado redondo y con mucha chicha que discutir.

Otro tema es el de qué imagen de la cárcel da la película. Hay quien dice que se ve un ambiente tan coleguil y familiar que hasta dan ganas de vivir allí. Bueno, pues que lo intente, incluyendo por supuesto acosadores sexuales de tres en tres, carceleros sádicos y un cacho de patio como único horizonte. Yo no sé cómo será ni es ni era la vida en prisiones occidentales, pero imagino que si hay presos que viven o vivieron en ellas tres décadas o más, será porque más o menos se vive y se convive y hasta se hacen si no amigos al menos compañeros de existencia. Stephen King ha dicho que es una historia en la que simplemente condensó las películas de presos que vio de niño y joven. No es importante el detalle, sino la historia, que si no es ‘vera’ es ‘ben trovata’. Apartándose de temas morales como si el sistema penal es justo o de si tal delito debe o no llevar tal castigo, es un relato con un solo mensaje, en realidad. En la prisión, como en la vida, hay dos formas de encarar lo que te queda: ‘Get busy living or get busy dying’. Y eso tanto los cínicos como los coelhistas lo pueden entender y aprovechar, cada uno en su inimitable estilo.

5 comentarios:

  1. Gran crítica sobre una de mis pelis favoritas maestro!!!
    Un par de cosillas:
    -En todas las pelis debería salir Morgan Freeman y ser el narrador, exagero un poco, pero es que este hombre con esa voz y esa mirada le da diez puntos extras a cualquier peli ( por cierto en el Gurú del Buen Rollo hay un chiste muybueno sobre eso)
    -Los momentos que has citado me parecen los más significativos de la peli, lo de Ciguatanejo no es comparable con nada, pero es que encima los últimos diez minutos de peli son tan redondos y tan perfectos que no quieres que se acabe, estás deseando a los dos amigos allí en la playita riendose por fin de lo que han conseguido. Pero hay otro momento en la peli que me encanta y es el momento en que Andy le pide el primer poster a Morgan Freeman en el cine viendo Gilda. Yo conozco gente que ha estado en el talego ( incluso gente que está ahora mismo) y siempre escuché que el cine es algo que los evade como nada en el mundo.
    En fin, peliculón, sorprendentemente de un libro mediocre de Stephen King salieron dos peliculones.
    Y una pregunta para usted: que opinión tienes de Majestic, la otra peli de Daranbont que intenta recuperar ese espiritu "Sensible" que no sensiblero?

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  2. Recuerdo haberla visto, pero no me acabó de decir gran cosa. La verdad es que recuerdo muy poco de ella. Lo siento esta vez, jeje.

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  3. Magnífica película, sí señor, y magnífica reseña Rogorn. Gracias.

    Recuerdo otras en el ambiente carcelario y, la verdad, es que es muy cinematográfico. La milla verde, Brubaker, El hombre de Alcatraz. Pero creo que esta las supera a todas.

    Una buena voz en off, profunda, cálida y sincera, ensalza casi cualquier película. Recuerdo la voz en off de Más allá del Missouri, con Clark Gable, que consigue la mitad del encanto, o La conquista del Oeste.

    Por cierto, ¿te has planteado la posibilidad de etiquetar por géneros?: Oeste, gánster, deporte, prisiones, glamour, comedia americana, románticas, ciencia ficción, etc.

    Un abrazo.

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  4. Pues me resisto a etiquetar, la verdad, porque habría películas de difícil clasificación o de tema muy restringido. Por ejemplo, en este caso se podrían poner como etiquetas 'drama', 'prisiones', 'suspense', 'Stephen King', etc. Además, así quizá por curiosidad alguien puede encontrar algo que le interese sin limitarse a buscar por género.

    Gracias, Juan.

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  5. Sin duda otra de mis películas favoritas y con final feliz :-) (Bueno, más o menos, al hom,bre los años pasados en la cárcel no se los quita nadie).

    Un saludo,

    Katha

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